Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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El Taller de Soñadores de Villa Nocito no baja los brazos

Una vez por semana, desde hace 5 años, un grupo de la obra de Don Bosco convoca a unos 40 jóvenes del barrio en un espacio. El sábado será el almuerzo despedida y necesitan ayuda.
El Taller de Soñadores de Villa Nocito, un grupo que trabaja por los demás.

El Taller de Soñadores del barrio Villa Nocito perteneciente a la obra del Colegio Don Bosco, funciona desde 2010 y está formado por un grupo de estudiantes y profesionales de distintas carreras universitarias (casi todos de la zona) que crearon y sostienen este espacio de juegos y de encuentro que cada sábado comparten con entre 30 y 40 niños y adolescentes.

En estos años el Taller, que funciona frente a la Capilla Nuestra Señora de la Paz, fue más allá de convocar a través de propuestas recreativas. Se convirtió en un lugar donde los niños y jóvenes con vulnerabilidad social son escuchados, donde se los incentiva a estudiar, a capacitarse, a tener metas y sobre todo, a soñar con un futuro distinto y a buscar ayuda para superar situaciones de consumo de drogas, violencia familiar y hasta de abuso infantil.

Por eso, quienes lo llevan adelante, son un verdadero Taller de Soñadores, porque confían en que un mundo diferente, con igualdad de oportunidades, es posible.

“Un día uno de los chicos del barrio me preguntó ¿yo también puedo ir a la universidad pública? El pibe de la villa tiene un No en la frente”, contó Luz Mosqueira, de 25 años, oriunda de Villalonga, profesora de Psicología e impulsora del taller.

“Decidimos empezar en Villa Nocito porque todos veníamos de hacer actividades sociales en nuestros pueblos, teníamos ganas de hacer algo y este era un sector en el que hacía rato que no había una actividad para los jóvenes, un lugar en donde ellos fueran protagonistas”, contó.

Con el apoyo del cura Adrián Baraibar el grupo inicial dialogó sobre lo que cada uno podía aportar y desde entonces cada sábado comenzaron a entrar al barrio con sus tambores al ritmo de la canción del “teke teke” con la que anuncian su llegada y van convocando a los chicos al Taller .

En el taller, de 14 a 18, se realizan actividades según las edades e inquietudes. Se incentivan espacios de cocina, música, manualidades y deportes y dicta guitarra, murga y apoyo escolar.

Los más chiquitos se entretienen con algún juego de mesa o con los saltarines e inflables. Y en verano, es infaltable la guerra de agua. También se comparte una merienda.

En el espacio que funciona el taller (Francia 1950), durante la semana también lo hace la escuela de oficios de La Piedad y Cáritas.