Un espacio para disfrutar de libros y buena música
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Por Soledad Martínez Gómez
Diego Rosake y Emiliano Vuela son los mentores de la librería La Masmédula. En la histórica Galería Americana se halla un verdadero micromundo literario.
Música de fondo, un sillón cómodo dispuesto sobre una alfombra de frente a una mesa ratona, se presta a todo aquel que quiera sentarse y deleitarse con algún libro o disco. En la atmósfera se respira roble. La piel del lugar de exhibición es oscura. Los lomos, ordenados por editorial, ocupan todo el espacio.
Hoy se puede decir que el proyecto es un éxito, pero llevó su tiempo. Diego y Emiliano armaron paso a paso lo que hoy se ve en el lugar.
Los vicepresidentes junior de la librería se conocieron en el mundo de las letras. Emiliano es profesor de Literatura y Diego, profesor de Filosofía. En la actualidad reparten el día entre clases, apuntes y deberes extras, al tiempo que atienden la librería.
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En sus casas tenían libros y -charlas mediante- se dieron cuenta que varios estaban repetidos. Así participaron por Internet de una compra-venta de libros usados.
Pasado un año, fueron invitados a la feria de discos y libros que se organiza casi mensualmente. Cada feriante alquila su espacio y realiza su magia. Esto los acercó más al público lector y allí también consiguieron armar lazos con gente del rubro. No solo les sirvió para darse a conocer, sino también para hacerse de algunas ediciones limitadas o muy difíciles de conseguir, dignas de envidia.
En algún momento se dieron cuenta del potencial que tenían . A pulmón, y casi sin dinero, encararon la librería. No es un negocio, es una librería porque --según ellos-- el valor de la lectura y el intercambio cultural nada tiene que ver con generar riquezas.
Cuatro meses llevan atendiendo y gestionando La Masmédula. Algunas de las editoriales que proporcionan material ya las conocían y otras las hallaron una vez dentro del circuito. Todo responde a un concepto: cooperativismo y autogestión.
Pero allí no termina todo.
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El nombre de la librería es un homenaje al último libro que publicó el poeta argentino Oliverio Girondo, en 1954 en Buenos Aires.
Se pueden adquirir ediciones antiguas, en excelente estado, de revistas como “La Maga” y “Diario de Poesía”.
Para aquellos que no solo encuentran placer en la lectura sino también en el arte de escribir, hay a la venta unos cuadernos de viaje.
El delicatessen musical tiene su rincón de la mano de Juan Pablo Rodoni. Su sección abarca la venta de discos compactos, casetes y discos de vinilo de las más raras especies. Un especial énfasis para las bandas locales, que allí encuentran su distribuidor.
El espacio físico guarda un rol importante y este es atribuido por los dueños. Emiliano y Diego sostienen en la palabra y en los proyectos, el potencial de la galería como ámbito de intercambio en diferentes niveles destinado a un público joven e inquieto.
La realidad es que en Bahía, hay dos o tres grandes librerías pero que comercializan los libros del momento o viven del día D (alusión a fechas festivas, donde aumenta cuantiosamente la venta de libros). No por ir en contra de la corriente sino para apoyar el culto a la lectura, es que la Masmédula atiende a todo un concepto alternativo.
En la tierra de ñoños también hay lugar para actividades culturales, tanto en el pasillo distribuidor de La Masmédula como dentro de ella. La idea es apoyar desde todos los rounds la movida cultural de Bahía, y la zona.
Por dudas, consultas y hasta recomendaciones está al servicio del público su página de Facebook La Masmédula Libros. La librería funciona en O´Higgins 27, locales 36 y 37, de lunes a viernes de 17.30 a 20.30 y los sábados en horario corrido.