Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Luca: la realidad mucho más allá de un reality

Con 9 años fue seleccionado para “MasterChef Junior”. Disfrutó de esa experiencia en la TV. En adelante, solo piensa en seguir cocinando para la familia.
Con las manos en la masa. Rito dominguero para el almuerzo con sus seres queridos.

Harina, tomate, laurel, orégano y aceite de girasol porque no le gusta el de oliva.

Silencio.

Las manos en la masa.

En una cocina del Patagonia Chico Luca Bugatti prepara las pastas del domingo para toda la familia.

Casi un ritual.

Luca, que ya tiene 10 años, es el único bahiense que se ganó un lugar en la primera edición argentina de MasterChef Junior, uno de los éxitos televisivos de esta temporada.

Al principio de esta historia bien se lo puede encontrar en la sangre italiana que heredó el pibe. Noemí, su abuela paterna, es una experta en pastas; Graciela, la materna, en cupcakes, y a Federico, su papá, también lo entusiasma la cocina. Con ese legado y el interés que le despertaron los programas de MasterChef, sobre todo los de chicos, que desde hace tiempo se cumplen en Australia y Estados Unidos, no tardó en llegar el día en que Luca tomó la decisión: “¡Yo quiero estar ahí!”.

Para entonces, entre lo que espiaba y aprendía de la TV, Luca comenzó asombrando a mediados del año pasado con sus ensaladas, pastas, pescado y la especialidad de Juana, su mamá: los postres.

“Empecé con una torta bombón que me encanta. Mucho chocolate y dulce de leche... La hago todas las veces que puedo”, cuenta mientras parece saborearla.

Una vez inscripto, desde MasterChef Junior le pidieron un video que pronto convenció a los productores. Después llegaron la entrevista, vía Skype, y el viaje a Buenos Aires para la prueba final, justo unos días antes de la Navidad, la que Luca superó con un exquisito omelette-soufflé.

En el umbral del Año Nuevo, supo que había quedado entre los 16 seleccionados para el programa, el lugar que habían pretendido más de 3.000 chicos de todo el país.

Entre enero y febrero se hicieron las grabaciones, por lo tanto Luca y sus padres tuvieron su verano porteño.

“Cocinar frente a las cámaras no me puso nervioso. No. Fue lindo y me trataron muy bien. En la primera ronda preparé salmón con vegetales, después pastas; en la prueba por equipos mousse de chocolate y pizza, hasta que en el tercer programa los cupcakes me salieron un poquito secos y el jurado me eliminó”.

Para Luca MasterChef Junior “ya fue”. Tanto que ni se le ocurre intentar otra oportunidad. Por ahora sus días son para la escuela, el tenis y su gran pasión: la equitación, la que cada día se proyecta hacia el futuro con mayor fuerza.

“Los caballos me gustan desde que tenía 2 años. Prefería jugar con ellos que con los autitos. Cuando sea grande no creo que vaya a poner un restaurante, pero sí una escuela de equitación, y dirigirla”.

Más allá de los sueños, Luca dice que seguirá preparando las pastas del domingo y la torta bombón. La cocina, entonces, perdurará como un bien de familia.