Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Murió la mujer de la foto del 11-S

“Todavía vivo con miedo. No puedo pensar en estar allí, en esos puentes, esos túneles, esas estaciones...”, había dicho en 2012 Marcy Borders. Al momento del atentado en Nueva York tenía 28 años y falleció a los 42. Agencia AFP-NA
Tras los atentados, Borders ingresó en una profunda depresión que incluyó abuso de drogas.

Una sobreviviente de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas en Nueva York, protagonista de unas fotos más icónicas de aquellos ataques, falleció de cáncer de estómago a los 42 años.

Al momento de los atentados, Marcy Borders, que tenía entonces 28 años, acababa de ingresar hacía un mes a trabajar en las oficinas del Bank of América, en el World Trade Center (WTC).

Al desplomarse una de las torres, Borders se refugió en un edificio cercano, donde el fotógrafo de la AFP, Stan Honda, le tomó una inolvidable fotografía en la que aparece cubierta por una espesa capa de ceniza, que le granjeó el apodo de The Dust Lady (La dama de polvo).

En la foto, el aire luce espeso y una consternada Borders aparece como un espectro en medio de una nube de polvo e iluminada por una inquietante luminosidad amarillenta.

“No puedo creer que mi hermana haya muerto”, escribió su hermano Michael Borders en Facebook.

Su primo Elnardo Borders afirmó en las redes sociales: “Ella descansa en paz ahora”.

Tras los atentados, Borders ingresó en una profunda depresión que incluyó abuso de drogas y alcohol, aunque logró recuperarse.

Perdió su trabajo en el Bank of America, ignorando ofertas para ser transferida.

Pasaba el tiempo en su departamento en una de las zonas pobres de Nueva Jersey.

“Todavía tengo miedo”

Algo dentro de ella murió aquel terrible día: “Todavía vivo con miedo. No puedo pensar en estar allí, en esos puentes, esos túneles, esas estaciones (de metro)”, afirmó con voz baja en una entrevista en marzo de 2012.

“El padre de mi hija se la llevó. No puedo ocuparme de mí, así que no puedo ocuparme de ella”, confesó.

Su heladera estaba vacía y su televisión apagada. "Solía mirar mucho la televisión. Pero ahora tengo miedo de que lo que pasa en Jerusalén pase aquí. Toda esa violencia. Así que la dejo apagada", explicó.