Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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¿Por qué los deportistas sufren de enfermedades?

Practicar deporte provoca la utilización de mayor cantidad de oxígeno, del cual un 5% se transforma en moléculas oxidantes que pueden provocar alteraciones en las células. Agencia NA

Desde el punto de vista antropológico y fisiológico, el cuerpo humano esta diseñado para nutrición, reproducción y movimiento.

Respecto de este último, la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un documento de 2002, informaba que el 60% del total de las defunciones y el 47% de la carga de las patologías a nivel mundial se atribuyen a enfermedades crónicas condicionadas por la inactividad.

Es sabido que practicar ejercicio físico con regularidad -en especial el caminar a paso vivo- mejora los índices de salud.

Estos beneficios, a los que hasta ahora no se les había encontrado explicación, pueden ser enfocados desde la óptica de la biofísica, como el mantenimiento de la calidad del coloide -estructura de la materia común a todos los seres vivos- al ser protegidas las cargas electromagnéticas y la forma tridimensional de las biomoléculas dentro de las células de los tejidos.

Cuando pasan los 30 minutos de la caminata o del ejercicio aeróbico, a este mecanismo de protección se le suma la producción de hormonas que estimulan todos los metabolismos y los mecanismos de reparación de los tejidos.

No obstante, el aumento de la ventilación al realizar la práctica de un deporte provoca la utilización de mayor cantidad de oxígeno, del cual un 5% se transforma en moléculas oxidantes que pueden provocar alteraciones en los elementos celulares de los tejidos.

En las mitocondrias -pequeñas "usinas" que generan energía dentro de las células- se produce el 92% de las moléculas oxidantes que provoca este metabolismo aumentado, y si la persona no dispone de un eficiente mecanismo de defensa antioxidante pueden resultar más lesionadas.

La consecuencia más importante de esto es que faltará la energía necesaria para producir el trabajo mecánico muscular para realizar el ejercicio; reparar biomoléculas lesionadas; producir nuevas moléculas; metabolizar desechos y eliminarlos; y muchas otras actividades que necesitan de la energía química almacenada.

El deportista cuyos sistemas antioxidantes no alcanzan para cubrir la demanda que origina el exceso de producción de estas moléculas oxidantes entra en estado de estrés oxidativo.

Por lo tanto, circulan en el organismo moléculas que producirán lesiones a distancia, con acortamiento en la vida útil del deportista por lesiones en las articulaciones, envejecimiento prematuro de los tejidos, fatiga rápida, enfermedades cardíacas y lesiones frecuentes.

Además, estos deportistas también viven en una sociedad expuesta a la alta contaminación provocada por muchos de los 100.000 productos químicos nuevos que el hombre produjo en los últimos 60 años, tal como lo explicó Luc Montagnier en "Los combates por la vida".

Centenares de ellos se acumulan lentamente en los tejidos y llevan a una intoxicación progresiva que condiciona en forma negativa su organismo, que sólo se pondrán en manifiesto con los nuevos estudios que utiliza la medicina biomolecular.

En la actualidad, para beneficio de las personas, es posible evaluar las distintas formas de intoxicaciones crónicas y tratarlas.