Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Todo lo que pueden esas ganas de vivir

Después de afrontar situaciones extremas, Javier Pavlov soñó con ser padre. Hace 21 días que lo es de mellizos, gracias a la constancia de Wanda, su mujer.
La felicidad es un momento como este, con las sonrisas de Javier y de Wanda, con el sueño de Lourdes y Pedro...

Por Ricardo Aure / haure@lanueva.com

--Hoola Pedriiitoooo... Hola mi amor...

Javier improvisa una canción de cuna.

Pedrito abre sus ojos y busca los de su papá.

Javier, que aprendió a acariciar con su mirada radiante, espera a que Lourdes se despierte.

--Son dos divinos... ¿O no?

Wanda llega enseguida para iluminar el espacio con su carcajada franca. Y lo llena de energía.

Javier disfruta del mejor Día del Padre de su vida, de esa vida que lo puso en la frontera de la muerte, que le impuso conmovedoras pérdidas, pero que en el umbral de sus 39 años le sigue abriendo puertas hacia nuevas oportunidades.

***

“Hubo hombres que se hicieron a la vida/ como quien en un chinchorro se hace al mar/, en pequeños botecitos de colores/ afrontaron su terrible tempestad/ con sus sueños fabricaron flotadores/ salvavidas, remos, velas y un timón,/ pero el viento derribó las ilusiones/ y empezaron otra vez la construcción...”.

(El misterioso dragón, de Víctor Heredia).

--La verdad es que en algún momento pensé en dejar de vivir --admite Javier Pavlov quien, tras la lesión en su médula sufrida en el accidente automovilístico del 24 de marzo de 2011, afronta una cuadriplejia.

Wanda Armendáriz apareció en su vida a fines de 2010. Ella lo acompañaba en la Toyota Hilux en la que viajaban a Buenos Aires, donde estaban invitados a un casamiento. También iba Karina, una hermana de Javier.

Cerca de Lobos, una Volkswagen Surán negra con cinco chicas a bordo dobló de repente en “u”.

Fue el último día en que Javier pudo moverse por sí mismo. Karina perdió la vida una semana después en La Plata y Wanda, que nunca perdió la conciencia, sufrió fracturas leves. Él se despertó 35 días más tarde en el Hospital Británico de Buenos Aires. Allí supo que estaba paralítico.

Para Wanda fue un momento crucial.

--Para mí no hay grises. Después del accidente mis opciones eran seguir o no y decidí ir para adelante junto a Javier.

Lejos estaba de imaginarse que más allá de los grises la vida se le pintaría de rosa y celeste.

***

“Una flor, un corazón, una porción de sol, y estas ganas de vivir...”.

Después de peregrinar por varias clínicas y hospitales, Javier y Wanda regresaron a Bahía Blanca el 24 de octubre de 2012. Desde entonces comparten una casa del barrio San Ignacio donde, poco a poco, empezó a nacer el sueño de la paternidad.

A Javier le extrajeron esperma y hubo dos intentos de fertilización asistida en Bahía que no prosperaron. Creyó que ya no habría otras posibilidades, pero Wanda volvió a insistir en una clínica de Buenos Aires el 29 de septiembre del año pasado.

A las 7 del 15 de octubre, después del resultado de un test casero, Wanda lo despertó a Javier de repente.

--Gordo, estoy embarazada... Ya lo presentía.

--No puede ser. Dejame ver el resultado... ¡Positivo!

Wanda asegura que disfrutó plenamente de su embarazo y que un tiempo después volvió con otra gran sorpresa.

--Gordo, son dos... --escuchó el asombrado Javier en la oficina de su empresa.

El lunes 1 de este mes, en el Hospital Privado del Sur, con 37 semanas y 4 días de gestación, cesárea mediante, nació Lourdes (2,450 kilos) y luego Pedro (2,190).

Javier no aparta sus ojos de sus “dos divinos”.

--La vida me dio muchas oportunidades. Algunas se me pasaron, pero a esta la quiero aprovechar. El 15 de julio cumpliré 39 años y tener herederos es lo mejor que me podía pasar. Gracias. Gracias a todos los que me ayudaron y a los que me cuidan con tanta responsabilidad.

Wanda, que apenas hace una pausa para dormir un poco, sigue contagiando energía.

--Ser mamá era una premisa irrenunciable, pero de no haberse dado lo hubiese aceptado, tal como acepté otras adversidades. Es la vida.

Es la vida que se ha multiplicado en esa casa de San Ignacio donde Javier sabe acariciar con esos ojos que tratan de mirar para adelante.

Javier y Wanda

Decisión, compromiso y fidelidad

Nativo de Río Gallegos, Javier Pavlov pasó la mayor parted de su infancia en Bahía Blanca. Vivió en Panamá casi Florida, fue alumno de la Escuela Nº 17, la del Parque de Mayo, jugó al sóftbol y no llegó a completar el secundario en el ex Colegio Nacional.

Pronto comenzó a trabajar en la empresa de transporte familiar. Ahora está al frente de un expreso que cumple trayectos entre Buenos Aires y todo el sur.

“El pasado ya está. Tenemos que ver hacia adelante y, ¿por qué no?, buscar un hermanito para Lourdes y Pedro”.

Bahiense del barrio Pacífico, Wanda Armendáriz tiene 41 años y en 1997 se recibió de odontóloga en La Plata, profesión que proyecta retomar dentro de unos dos meses. Sostiene que con amor todo se puede.

"Es lo único que sirve, que vale. El resto no tiene sentido. Y me refiero al amor en todos sus aspectos, los que incluyen compromiso y fidelidad. El sentimiento es más fuerte que la razón y la felicidad es un momento, como este...”.