El incendio no cede en los parques nacionales
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Los incendios forestales que afectan a varias zonas cordilleranas de la provincia de Chubut tenían ayer cuatro focos que resultaban incontrolables, dos dentro de los Parques Nacionales Lago Puelo y Alerces, y los restantes en cercanías de la ciudad de Esquel, a la altura de Río Percy, donde brigadistas luchaban para controlarlos.
El gobernador de Chubut, Martín Buzzi, informó que los dos incendios más importantes se encuentran en los Parques Naciones.
Además, detalló que dentro del Parque Nacional Los Alerces "hay 160 brigadistas, tres aviones y dos helicópteros operando allí y trabajando en la lucha contra el fuego".
Al mismo tiempo sintetizó que "se ha podido defender muy bien la Villa del Lago Futalaufquen pero el entorno del bosque se ha quemado prácticamente todo".
Buzzi refirió que existe una situación similar en Lago Puelo, "con 70 brigadistas, dos aviones y un helicóptero, y máquinas viales", y consideró que existe "una apoyatura terrestre muy significativa en los cuatro frentes de trabajo que estamos teniendo en este momento".
"Estamos dándoles todo el soporte técnico, físico y logístico necesario a Parques Nacionales, que lleva adelante la conducción de los incendios dentro del área de Parques Nacionales en esta coyuntura extremadamente compleja y dolorosa como la que estamos teniendo", expresó Buzzi.
Tras el avance del fuego, el intendente del Parque Nacional Los Alerces, Daniel Crosta, señaló que se han cerrado espacios al público, "en virtud del incendio producido en inmediaciones de la Villa Futalaufquen en el Parque Nacional Los Alerces".
También indicó que "las tres portadas de acceso están abiertas, el centro de informes se encuentra operativo en la portada centro y en los cobros respectivos".
Complicado
La pequeña Villa Futaleufú, en el corazón del Parque Nacional Los Alerces (PNLA), en el oeste de Chubut, vive momentos de angustia desde que el incendio forestal que arrasó con mil hectáreas de bosques nativos y rodeó el caserío, obligando a la evacuación de 12 vecinos y de todas las entidades públicas del lugar.
El esfuerzo de cientos de personas y la movilización de equipamiento y medios aéreos, con el transporte de millones de litros de agua en camiones cisterna y autobombas, logró frenar el avance de las llamas hacia el pueblo y mantener mojadas casas y edificios.
Hasta ahora resguardaron del fuego una escuela, una hostería histórica, las sedes del PNLA y Gendarmería, algunas viviendas –evacuaron nueve familias- y otras estructuras más cercanas a las llamas.
“Acá estoy, 'julepeada' como se dice. Primero la sequía y ahora el fuego de repente. Pero esperando a Dios que mueva sus manos y pueda desatar la lluvia, es lo único que nos puede salvar”, expresó entre lágrimas Teresa, pobladora del lugar, artesana y pequeña criancera, quien debió abandonar su casa por seguridad y no sabe cuándo va a regresar.