Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Quería ir a ver a su mamá, pero el micro la dejó en la ruta

Ana María Sillero iba a Catriel el viernes. Tuvo que salir en la medianoche del sábado, pero el colectivo tuvo un problema. Ayer un conocido la trajo a Bahía.
Cansados de esperar, los viajeros decidieron sentarse en el piso (izq). Ana María mostró los pasajes en la redacción.

Por Maximiliano Palou

Llorando, Ana María Sillero dice: “Hace 30 años que pasa esto con Andesmar. Viajo tres veces al año a Catriel y en al menos uno de los viajes siempre hay algún problema”.

Ayer explotó y decidió hacerlo público.

Según explicó el viernes a la noche se dirigió a la Terminal a tomar el colectivo que la iba a llevar, con transbordo incluido, hasta Catriel (Río Negro) en donde vive su madre.

“El colectivo venía con tres horas de retraso, entonces les pedí que me cambiaran el pasaje para el sábado. El empleado me dijo que lo iba a hacer, pero que no estaba autorizado a hacerlo”, contó Ana María.

Pagó 16 pesos y tuvo su pasaje para el día siguiente. El viaje no arrancó muy bien: tenía que salir a las 23 y salió 23.58.

“Ocho kilómetros antes de llegar a Río Colorado se paró. Los choferes no sabían qué pasaba”, explicó.

El ómnibus iba lleno y eran casi las 2 del ayer cuando se pararon en la ruta. Los choferes no se podían comunicar con la empresa.

“Me dijeron que el gerente no los quería atender”, agregó Ana María.

A esa altura la gente ya había improvisado hasta una fogata.

“A las 4 de la mañana llamaron a un mecánico, que llegó recién a las 7”, siguió Ana María.

El problema, según dice la pasajera por lo que le contaron los choferes, era que no tenía combustible.

“Ellos confiaron que en Bahía les habían cargado combustible, pero parece que no fue así. Encima estaban mal porque decían que los iban a suspender a ellos por no constatar que el tanque estuviera cargado. Y después se le sumó que se quedaron sin batería de tantas veces que intentarlo ponerlo en marcha”, agregó la damnificada.

Una vez que Ana María se dio cuenta de que ya no iba a llegar a Catriel para hacer el transbordo, decidió volver a Bahía Blanca: “Pero me decían que no me podían dar el equipaje. Recién cuando me puse firme, me lo dieron”.

Recurrió a un conocido, que le la trajo de vuelta a nuestra ciudad.

“Le pagué los 253 pesos que gastó en combustible, por supuesto”, mencionó.

En el final de su relato, Ana María vuelve a quebrarse: “Viajaba para ver a mi mamá que está enferma, pero ahora les voy a decir a mis hermanos que me la traigan. Ella estaba ilusionada con que iba a ir a verla, pero no pude”.