Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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En el abuso sexual, la clave está en creerles a los chicos

Ayer se conmemoró el Día Mundial de la Prevención con diversas actividades encaradas por la ONG "Creer, Sí". Resaltaron que la recuperación de las víctimas es posible y el valor de una asistencia a tiempo.
Ayer, en la plaza Rivadavia, se repartieron globos amarillos (el color de la prevención) y folletos informativos.

Por Ricardo Aure / raure@lanueva.com

“Todos debemos comprometernos para proteger a las niñas y niños, hablando del tema, validando la palabra de los chicos y adolescentes, haciendo cada vez más visible este fenómeno, considerado una de las formas más graves del maltrato infantil”, enfatizó ayer Clelia Severini, responsable de Creer, Sí, al conmemorarse el Día de la Prevención del Abuso Sexual Infantojuvenil.

El programa de adhesión en nuestra ciudad, que se había iniciado el domingo en el Bahía Blanca Plaza Shopping con la entrega de folletos informativos, continuó en la tarde de la víspera en la Plaza Rivadavia, donde los jóvenes payasos del Proyecto Sonrisa organizaron diversos juegos. Sobre el final se presentó el Coro de Niños de la Cooperativa Obrera, dirigido por Carmelo Fioriti.

Si bien el abuso sexual contra los niños es uno de los lastres de la humanidad, la mayor difusión y la paulatina toma de conciencia han permitido, en los últimos tres años, el aumento en el número de denuncias y también de condenas.

Durante 2011 se registraron entre 15 y 18 presentaciones mensuales en Bahía Blanca, un año después, 30/32, y en 2013, 32/40.

"Tenemos algunos factores a favor, como la Declaración de los Derechos del Nino y una Justicia que ahora responde", indica la licenciada en Trabajo Social Clelia Severini, responsable de la organización no gubernamental Creer, Sí, que desde 2004 emprende una constante la lucha contra el abuso sexual infantil en nuestra ciudad y la región.

La entidad, con sede en Donado 151, local 50 del Mercado Municipal, atiende los miércoles de 8.30 a 10 y de 16 a 18.

El mayor porcentaje de abusos está dado por padres biológicos, lo que se advierte en todo tipo de clase social y profesiones.

Quien ejerce el abuso sexual puede dominar física o psicológicamente a la víctima, que lo conoce y le tiene mucha confianza, porque puede ser su padre, su tío, su abuelo o un amigo muy cercano de la familia. Por décadas, muchos chicos, hoy adultos, pidieron ayuda a gritos, pero nunca los escucharon; otros, en cambio, callaron amenazados por sus propios padres o por vergüenza.

El victimario planifica la situación. Elige a la víctima con la que comparte una relación de confianza y de amor e inicia el tendido de la red de seducción. A partir de allí, con las caricias, se dan las primeras conductas de un juego cada vez más intenso y con una doble intención que el chico no alcanza a entender.

Sutilmente, el abusador le advierte a su víctima que lo que sucede es un secreto y que no se lo puede contar a nadie. Pero, ante la negativa, todo perdura perversamente desde la amenaza y la desvalorización.

La recuperación de una víctima, que es posible, y las consecuencias dependen en gran parte de que se le crea cuando tiene el valor de decir que es abusada, y se la respalde con sinceridad.

Un final terrible

Lo contrario puede ser terrible. Una denuncia de abuso sexual no escuchada termina en depresión, imposibilidad de formar pareja, trastornos psiquiátricos, prostitución o suicidio.

En la Argentina, una de 4 mujeres y uno de 6/8 varones son abusados por un familiar o un allegado antes de cumplir los 18 años.

Con las mujeres, como víctimas mayoritarias, los varones --según las estadísticas, el 16 por ciento de los abusados-- tienen más trabas para decir lo que padecen.

Si bien se registran hechos entre bebés y adolescentes, la frecuencia más alta se advierte desde los 7/8 años a los 12.