Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Otoño y muerte del patriarca de las letras

Cremaron ayer los restos del escritor Gabriel García Márquez, creador del "realismo mágico", un género literario que combinó elementos de la literatura fantástica con la denuncia social en América Latina.

Agencias EFE, AFP-NA

Colombia vivía ayer su primer día sin García Márquez, su gran orgullo nacional desde que en 1982 alcanzó la gloria literaria con la recepción del premio Nobel.

En Bogotá, los diarios lanzaron ediciones especiales que rompieron con la tradición de asueto para la prensa del día Viernes Santo, entre ellos "El Espectador", que en su portada calificó de "Inmortal" a su antiguo reportero.

Lejos de la lluviosa -y este viernes desierta- capital colombiana, en la localidad caribeña de Aracataca se desató desde temprano una romería popular espontánea en homenaje al más ilustre de sus hijos.

En el polvoriento municipio, que inspiró al escritor para la creación del universo literario de Macondo, varios cantores populares entonaron este viernes letras alusivas a los textos de Cien años de soledad (1967), interpretadas en clave de la música del Caribe.

Las redes sociales mostraron que además del mundo literario, un universo de lectores de las más distantes partes del planeta también lloraban la pérdida del escritor, fallecido el pasado jueves santo en medio de un gran hermetismo de su familia que no ha revelado el destino de sus restos.

El cuerpo del Nobel de Literatura, fallecido a los 87 años, fue incinerado ayer por la tarde, en una ceremonia privada.

A la casa del novelista, situada en el exclusivo barrio del Pedregal del sur de Ciudad de México, llegaron diversas personalidades, curiosos y fanáticos de su obra, con flores, dulces y libros.

La viuda, Mercedes Barcha, y los hijos Rodrigo y Gonzalo, determinaron que no haya honras fúnebres a García Márquez en la funeraria donde su cuerpo fue llevado el jueves en medio de un gran despliegue policial.

El también célebre periodista se encontraba bajo vigilancia médica en su casa de Ciudad de México desde que el pasado 8 de abril abandonó un hospital en el que estuvo ingresado ocho días por neumonía, aunque el diario mexicano "El Universal" asegura que también sufría una recaída y expansión del cáncer linfático que padeció 15 años atrás.

La anécdota argentina

En junio de 1967, García Márquez había llegado al país junto con su mujer Mercedes Barcha, invitados por la editorial Sudamericana, con motivo de la edición de su célebre obra.

"Después de publicado (Cien años de soledad) nada fue igual que antes", dijo más de una vez el escritor colombiano. Sin embargo, nunca más regresó a Buenos Aires, dado que debido a una superstición manifiesta, García Márquez decía que no se podía volver a una ciudad en donde había nacido su éxito, porque también allí podía nacer su fracaso.

La anécdota más significativa que existe en torno al libro y Buenos Aires, fue que en México -donde apenas subsistía- no tenía dinero para enviar el escrito al editor que lo pedía.

Como pudo juntó algo de dinero y envió una parte de la novela mecanografiada, pero se dieron cuenta más tarde que era la segunda parte por lo que nuevamente debió García Márquez pedir ayuda a amigos para juntar el dinero y completar el envío de la que sería su novela más emblemática.