Walter Erviti, muy enojado con Portell

Redacción de La Nueva.

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 El volante de Banfield, Walter Erviti, reconoció ayer que su relación con el presidente del club, Carlos Portell, está terminada.

 "Se me hace muy difícil convivir con él todos los días. Estoy viviendo una situación incómoda", apuntó el jugador, tras concluir una práctica tumultuosa en el complejo de Apand, en Santa Clara del Mar.

 Erviti admitió que la situación que vive con el máximo directivo banfileño no tiene nada que ver con la posibilidad de ser transferido a Boca, club interesado en sus servicios.

 "Que el hincha de Banfield lo entienda. Esto (la pelea con Portell) no tiene nada que ver con Boca ni con ningún otro club", sostuvo el jugador marplatense.

 "No me sentí protegido en otras circunstancias", arremetió Erviti, para intentar explicar su enojo hacia la figura del titular de la entidad albiverde. La referencia tiene que ver, con lo sucedido a mitad del año pasado, cuando se difundió la noticia de un supuesto doping del jugador, tras un partido de Copa Libertadores con Internacional de Porto Alegre.

 "Además se difundió lo que gano, que lo hago en dólares y todas esas cosas. Me parece que eso no va. No me sentí cuidado. Escuché que soy el ídolo del club, pero no se me trata así. Ese es el motivo de mi reacción", resumió Erviti.

 A pesar de la situación conflictiva, Erviti negó que abandonará la pretemporada que está cumpliendo con el equipo de Sebastián Méndez, porque "si bien pasó por mi mente dejar de jugar al fútbol, por un momento, sólo estoy mal con el presidente, no con el resto de la gente", dijo.

De mal en peor. El encuentro amistoso que disputaban ayer Banfield y Estudiantes de Caseros fue suspendido a los 23 minutos de la primera etapa tras un cruce entre futbolistas que terminó con un jugador del conjunto del ascenso con el tabique roto.

 Los incidentes comenzaron cuando el atacante paraguayo Jorge Achucarro dio un codazo a Juan Gaspari que le fracturó el tabique, tras un forcejeo en un tiro de esquina, y de ahí en más fue todo descontrol en el predio de Apand, en Mar del Plata.