Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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El héroe que iba al Don Bosco

Mediante una sucesión de actos cargados de gran emotividad fue recordada ayer la memoria del capitán aviador Luciano Guadagnini, quien murió en heroica acción durante la Guerra de Malvinas. La principal recordación tuvo lugar en horas de la mañana en la plaza del barrio Amaducci, que lleva el nombre del militar argentino responsable del hundimiento de la fragata inglesa "Antelope" en el estrecho de San Carlos.




 Mediante una sucesión de actos cargados de gran emotividad fue recordada ayer la memoria del capitán aviador Luciano Guadagnini, quien murió en heroica acción durante la Guerra de Malvinas.


 La principal recordación tuvo lugar en horas de la mañana en la plaza del barrio Amaducci, que lleva el nombre del militar argentino responsable del hundimiento de la fragata inglesa "Antelope" en el estrecho de San Carlos.


 Los actos, de los que tomó parte la madre del militar, Catalina Savio viuda de Guadagnini, más conocida como "Rina", incluyeron la entonación de las estrofas del Himno Nacional y de la "Marcha de Malvinas", además de la lectura de dos poesías y discursos alusivos.


 Por último, al pie del monumento erigido en el espacio público que forman las calles Rosales, Haití, Fournier y Baigorria, en la zona alta de la ciudad, se colocaron cuatro ofrendas florales aportadas por la familia Guadagnini, la sociedad de fomento de Villa Amaducci, la Municipalidad y el Centro de Veteranos de Guerra.


 Guadagnini nació el 10 de noviembre de 1952, en Bahía Blanca. Su infancia transcurrió en el hogar familiar de calle Granada al 900, en el barrio San Martín, junto a sus padres Pedro y Catalina y sus hermanos Sebastián y Adriana.


 Hizo la primaria en la Escuela Nº 47 y el secundario en el Colegio Don Bosco, para luego ingresar a la Escuela de Aviación Militar, donde egresó en 1974 con el grado de alférez. Al año siguiente hizo el curso de aviador militar y en 1976 realizó el curso que lo habilitó como piloto de combate.


 Posteriormente fue destinado a la V Brigada Aérea, en Villa Reynolds, donde voló aviones cazabombarderos A4-B Skyhawk, los que tripuló hasta su muerte.


 Dejó una esposa, Graciela Mónica Cabrera (residente en Córdoba) y dos hijos, Andrea Verónica y Luciano Javier, a quien no llegó a conocer.

Enorme coraje. Los hechos que lo llevaron a merecer el ascenso de teniente a capitán post mortem y ser condecorado por su valor se iniciaron la noche del 22 de mayo de 1982, cuando en el continente la Fuerza Aérea preparó uno de los más importantes ataques lanzados contra las fuerzas británicas.




 Por esos días, según relató el vicecomodoro Héctor Martín Favaro, la pésima situación meteorológica de esos días había favorecido la actividad de desembarco y consolidación de la cabeza de playa en San Carlos por parte de los ingleses.


 La Fuerza Aérea Sur preparó órdenes fragmentarias para atacar los buques y la cabeza de playa. De las dos escuadrillas de A-4B previstas, se conformó una sola, por fallas en los aviones.


 Quedó así conformada la escuadra NENE, que, luego de reabastecer, puso rumbo al Valle de las Bombas (estrecho de San Carlos), adonde arribó a las 13.30. A poco de su llegada al estrecho, se encontró con un helicóptero Sea Lynxs, perteneciente a la fragata "Antelope".


 Favaro comentó que poco después la formación maniobró al divisar dos barcos en la entrada de la Bahía San Carlos: eran la fragata tipo 22 "Broadsword" y la tipo 21 "Antelope". Dos de los aviones, inadvertidamente, se separaron de la formación, mientras la primera sección atacaba la "Antelope", que los recibía con toda su artillería.


 En la corrida final, el jefe de Escuadrilla percibió una explosión debajo de su avión y una momentánea pérdida de control. Un misil Sea Cat había explotado entre la panza de su aparato y el terreno. Con el avión controlado, emprendió el regreso a su base.


 El numeral Dos observó la violencia del impacto del misil en proximidades del avión de su jefe de Escuadrilla, sin poder evitar introducirse en el humo y las piedras levantadas por la explosión. Cuando salió del humo, observó una fragata a su frente, hizo puntería, arrojó su bomba MK-17 y escapó raudamente. La bomba se introdujo en la parte posterior de la "Antelope", quedando allí sin explotar, pero sellaría la suerte del barco.


 Los otros aviones, los NENE 3 (primer teniente Guadagnini) y NENE 4, atacaron desde una dirección diferente y se concentraron sobre la "Antelope". El Numeral 4, debido a las maniobras realizadas antes de la entrada, quedó posicionado delante de su jefe de Sección, enfrentó primero a la "Antelope", cambiando luego la puntería a la "Broadsword", por resultarle más cómodo. Ambas unidades navales dirigieron todo el fuego disponible sobre los dos aviones Skyhawk. La "Broadsword" recibió el impacto de la bomba de 1.000 libras, que no explotó.


 Según Favaro, el primer teniente Guadagnini, que se dirigía hacia la "Antelope", comenzó a recibir una lluvia de proyectiles y misiles. Recibió impactos de 20 mm en su plano izquierdo.


 Pudo restablecer parte del control del avión e iniciar un brusco ascenso, pero finalmente el avión golpeó contra el mástil principal de la fragata, destruyéndose por la explosión producida y, envueltos en una nube de humo, los fragmentos cayeron a estribor de la nave.


 Momentos antes de su muerte, el NENE 3 pudo lanzar su bomba MK-17, que se introdujo en la fragata, pero tampoco explotó. Los tres aviones restantes arribaron al continente sin otros problemas.


 La "Antelope", mientras tanto, comenzó a maniobrar para ponerse a reparo y tratar de evaluar sus daños e intentar desactivar las dos bombas MK-17 alojadas en su interior. Mientras técnicos ingleses intentaban desactivar la bomba, ésta hizo explosión, quedando la fragata presa del fuego y, finalmente, se quebró al día siguiente, hundiéndose en el estrecho.


 "Desde el 23 de mayo de 1982, una parte de Bahía Blanca descansa en el fondo del estrecho de San Carlos, para dar testimonio a las generaciones futuras del valor y coraje de su gente", sostuvo Favaro.