Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Informar y concientizar, herramientas vitales para luchar contra el grooming

El crimen de Micaela Ortega provocó que muchas personas comenzaran a interiorizarse en el tema y advertir que los adolescentes resultan vulnerables frente a los delincuentes que se esconden detrás de una computadora.
Fotos: Archivo LN.

Pablo Andrés Pascual/ppascual@lanueva.com

   En 2013 se sancionó en nuestro país la ley que pena el grooming, aunque recién dos años después, a partir del asesinato de Micaela Ortega, muchos bahienses comenzaron a tomar real dimensión del problema y de los peligros que rodean a los chicos cuando utilizan las redes sociales o navegan en Internet.

   “Mica” fue engañada por Jonathan Luna, quien se hizo pasar por una chica utilizando un perfil falso de Facebook y la condujo hacia una trampa mortal.

   El imputado llegó a nuestra ciudad escapando de la justicia rionegrina y el jueves pasado fue condenado a prisión prepetua, en una sentencia que marca un hito, ya que fue el primer caso que se juzgó en el país de grooming seguido de muerte.

   Más allá del dolor, Mónica Cid, madre de la chica de 12 años asesinada, se propuso trabajar para que a ninguna otra nena le pase lo mismo que a su hija.

   Idéntico objetivo tienen una gran cantidad de representantes de entidades no gubernamentales y la comuna, quienes dedican su tiempo a visitar escuelas y entidades locales con el propósito de informar, prevenir y concientizar a los adolescentes.

   Romina Cavallo, coordinadora bahiense de Argentina Cibersegura, afirmó que el crimen de Micaela “fue un antes y un después, y lo digo desde un lugar de tristeza, porque tuvo que suceder un caso extremo para que la sociedad conozca y reconozca la problemática”.

   Explicó que desde hace un año llevan adelante charlas para menores de entre 9 y 17 años, padres y educadores.

   “No hay una escuela que no haya tratado el tema, y todos los chicos conocen el caso de Micaela, pero aún hoy muchas veces desconocen que a eso se denomina grooming, que se trata de un delito, y que puede y debe ser denunciado, además de prevenido con educación”.

   Comentó que “muchos padres han hablado con sus hijos sobre lo ocurrido, pero también nos encontramos con otros que no saben cómo aconsejar o cómo llegar a sus chicos, porque creen que en todo lo que es tecnología ellos la tienen mas clara que nosotros”.

   Cavallo describió que una cosa es saber manejar la tecnología y otra distinta es entenderla y saber cuidarse.

   “Los chicos no saben hacer esto último en las redes sociales, porque nosotros como padres no nos preparamos con anterioridad y no tenemos experiencia alguna. La tecnología irrumpió en nuestras vidas, entonces muchas veces no nos sentimos preparados para poder enseñar o aconsejar”.

   Explicó que más de 8 mil chicos de Bahía y la región participaron de las actividades que realizan.

   Al mismo tiempo, sostuvo que resulta fundamental que los adolescentes conozcan cuáles son los riesgos y los problemas con los que se pueden encontrar al momento de utilizar las redes sociales.

   “A veces nos cuentan (los chicos) que van aprendiendo a los golpes, es decir, una vez que algo malo les sucedió a ellos o a algún amigo o conocido. Sentimos que hay una gran falta de valoración en cuanto al significado de la privacidad, de la intimidad, de aquello que es de uno. Muchas veces lo toman como un juego o algo virtual, y no son conscientes que una vez que se sube una foto o información a Internet se pierde absolutamente el control y nunca se sabe dónde va a parar”.

   “Mónica (Cid) se ha sumado con nosotros a dar las charlas y cuando la escuché por primera vez nos dijo: `si mi hija o yo hubiéramos escuchado lo que ustedes enseñan, quizás hoy Micaela estuviera viva´. Es primordial y urgente que haya una campaña de prevención y de educación tanto a nivel nacional, provincial y municipal”, concluyó.

Alertar y dialogar

   Clelia Severini, integrante de la ONG "Creer, Sí", consideró que es “vital alertar a todas las familias y los adolescentes, hacerles saber que esto existe y las características que tiene”.

   Respecto del caso de Micaela Ortega, refirió que “es muy importante todo el proceso que hubo de denuncia, acompañamiento social y una condena ejemplar. A partir de todo esto, el procesamiento del dolor para el psiquismo de los familiares tiene otras posibilidades”.

   Comentó también que “hubo condenas anteriores, pero a partir de esto se tomo conciencia de la peligrosidad. El grooming es una forma de abuso y, por lo tanto, conlleva todo el riesgo y peligro de ese delito”.

   “Hay una preponderancia o poder por parte de quien está del otro lado de la computadora sobre un menor que es vulnerable y desconoce lo que está pasando, y que está entrampado en una realidad que está programada por el abusador”, siguió diciendo.

   Severini indicó que “es importante que los padres le puedan transmitir e informar a los chicos sobre los peligros que existen al utilizar Internet o las redes sociales”.

Pedido reiterado

   “Fueron muchos años pidiendo una campaña nacional de prevención, porque sabíamos que la ley sola no alcanzaba. Nos duele y genera impotencia, porque cuando tenés que ir a la morgue a ver si la que está ahí es tu hija, no te alcanza respirar. Lo repetimos hasta el cansancio: el grooming es un delito que si la distancia lo permite, el responsable va al encuentro y ahí hablamos de otra cosa...abuso concretado y muerte. No nos escucharon”.

   Así lamenta lo sucedido Roxana Domínguez, presidenta de la ONG #Mamaenlinea.

La mujer, cuya hija de 13 años fue víctima de grooming, afirmó que “los padres muchas veces no tenemos ni idea de los sitios por los que navegan nuestros hijos, entonces tenemos el derecho y la obligación de sentarnos con ellos y conocer”.

   Finalmente, manifestó que el Estado tiene que estar presente.

   “Prevenir un delito es responsabilidad de todos, pero, como bien dice la Convención de los Derechos del Niño, los Estados se comprometen a proteger a los menores contra todas las formas de explotación y abusos”.