Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Lo sorprendieron dos delincuentes mientras descansaba y le robaron

Los desconocidos violentaron una puerta e ingresaron a un departamento de Florida al 900. Redujeron a Emilio Fernández y, tras atarlo de pies y manos, se apoderaron de dinero en efectivo y un teléfono celular.
“Barretearon la puerta con un destornillador o algo así", describió el damnificado.

“Estaba durmiendo. Más o menos, eran las dos de la tarde y justo me estaba levantando porque tenía que hacer algo. En eso abro los ojos y veo a dos tipos que abren la puerta y entran a mi habitación”.

Así describió Emilio Fernández (27) lo sucedido ayer a la tarde, cuando dos delincuentes lo sorprendieron mientras dormía en su departamento de Villa Floresta, y luego de atarlo le sustrajeron la billetera conteniendo mil pesos y documentación, además de un celular.

El episodio se registró en las primeras horas de la tarde, en el inmueble ubicado en la planta baja del edificio situado en Florida 957, que desde hace cuatro meses habita la víctima.

“Me despierto y en ese momento, o no me di cuenta o tal vez sea por los nervios, le digo 'qué necesita'. No sabía si era alguien que venía a hacer algo, pero ahí reaccioné y pensé 'me están asaltando'”, recordó Emilio.

El departamento que ocupa el muchacho está ubicado a cuatro metros del acceso principal del complejo.

“Barretearon la puerta con un destornillador o algo así. La verdad, fueron muy prolijos, porque no escuché ningún ruido. Me di cuenta cuando ya estaban adentro. Ahí me dicen 'dónde esta la luz, dónde esta la luz' y después empezaron a pedirme la plata”, describió.

Emilio hizo hincapié en la insistencia que pusieron en la exigencia de la entrega de dinero.

“'Dónde está la plata”, me decían. Yo le contesté 'mirá, hermano, es fin de mes y yo soy un laburante, creo que tengo mil pesos'. Es que, de los nervios, ni me acordaba cuánto dinero tenía”, reconoció.

Los individuos, para terminar de controlar absolutamente la situación, sujetaron al damnificado.

“Primero me ataron las manos atrás con unos cordones de zapatillas y me pusieron boca abajo en la cama, medio de costado, mientras me decían 'no mirés, no mirés'; y después me ataron los pies. Ambas ataduras, por separado. Y me pusieron algo en la cabeza”, aclaró.

La exigencia no cesaba

“'La guita, la guita' seguían pidiendo, entonces yo le dije 'creo que está en el bolso verde'. Entonces me dijeron 'vení' y me sacaron a pasear por acá (haciendo referencia a la cocina), y como no lo encontré me volvieron meter en la cama y me pidieron oro, que no tengo como la mayoría de las personas de mi edad”, consideró.

Con la finalidad de concluir con el traumático episodio, Emilio les hizo un par de ofrecimientos que desestimaron.

“En un momento le dije 'si querés, llevate el teclado (musical), vale guita; si querés, vamos al cajero'”, reconoció.

Obtenido el dinero, los delincuentes se dieron a la fuga.

“Me cerraron la puerta de la habitación y revolvieron. Yo me quedé respirando hondo para que se me fueron los nervios hasta que no los escuché más”, aseguró.