Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Palihue: un grupo de delincuentes protagonizó una entradera en una casa

"Lo que querían era dinero", dijo una de las víctimas.
Santiago Dupont brindó detalles de la experiencia sufrida junto a sus padres y amigos.

Tres delincuentes, uno de ellos armado, sorprendieron anoche, minutos después de las 21, al propietario de una de las viviendas ubicada en la intersección de Las Lomas y Horneros, en el barrio Palihue, y luego de atar de manos y pies a las seis personas que estaban en el lugar, se alzaron con tres mil pesos y algunas joyas.

“Abrió el portón mi papá y entró con una (Chevrolet) Zafira, y cuando estaba cerrándolo con el auto ya adentro, se mandaron tres tipos. Uno lo encañonó, otro agarró a un amigo y lo llevó para la cocina; a mi 'Viejo' y a mí nos llevaron para el lavadero. Nos tiraron a los dos al piso y después, junto a los otros, nos llevaron para la cocina”, comenzó relatando Santiago Dupont, hijo del ingeniero Guillermo.

El amplio inmueble de dos plantas cuenta en su estructura inferior con tres portones de madera de similar tamaño que dan sobre Horneros, y Dupont utilizó el del medio para ingresar el vehículo.

“Después, a mi 'Viejo' lo llevaron arriba para ver la caja fuerte, a ver si había joyas. Ellos dijeron que no eran rateros, que no querían celulares, ni computadoras y que lo único que querían eran dinero, joyas, dólares, euros”, continuó diciendo el joven.

Una vez dentro de la vivienda, uno de los delincuentes cortó el cable de teléfono.

“Nos tuvieron ahí. Nos ataron a todos, tirados al piso con las manos detrás de la espalda y boca abajo. Éramos seis personas, entre ellas mi mamá, la única mujer que había”, detalló Santiago acerca de lo ocurrido.

El muchacho aseguró que los desconocidos “no nos golpearon, pero cuando estaban saliendo no sé si se les escapó un tiro o lo tiraron para que nos quedáramos quietos; aunque no salió ninguna bala, supuestamente fue un disparo de salva, porque no hay un agujero en ningún lado y yo la escuché al lado de la oreja y un amigo la sintió entre las piernas”.

“Nos quedamos tirados en el piso hasta que escuchamos el portazo. Cinco fuimos atados con precinto y al restante lo ataron con el cable de un mouse y otro de unos auriculares que cortaron”, detalló.

Una vez que los delincuentes se retiraron “yo me corté los precintos y luego desaté a los demás... El de las piernas lo reventé y el de las manos lo hice con un tijera”, contó Santiago.

Describió luego que “hace veinte años que vivimos acá y nunca tuvimos algún problema. En el Palihue hubo (ilícitos), pero alrededor nuestro nunca pasó nada”, finalizó diciendo.