Un comercio del barrio Noroeste sumó otro episodio de inseguridad

Redacción de La Nueva.

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Un nuevo episodio de inseguridad registró anteanoche un polirrubro ubicado en el barrio Noroeste, en el que dos delincuentes armados amenazaron a las empleadas y escaparon con unos 4.000 pesos de la recaudación.

El robo a mano armada se produjo alrededor de las 21.30, en el local situado en la intersección de la avenida Colón y Bolivia, que ha sido reiterado escenario de hechos similares, y donde el accionar de los individuos fue captado por las cámaras de seguridad instaladas en el lugar.

“Estaba cenando con mi señora en la planta alta, cuando observamos en una cámara de seguridad que les estaban robando a las chicas que atendían el negocio. Eran dos muchachos, uno estaba armado y saltó el mostrador para llevarse la plata. El asalto no duró un minuto. Hicieron todo rapidísimo”, explicó Alberto Maldonado, propietario del negocio.

Sostuvo que el encargado de seguridad del comercio también alertó la situación y comenzó a gritar para que algún otro trabajador se comunicara con el teléfono del servicio de emergencias.

“Hicimos lo que pudimos, aunque el 911 no contestara mis llamadas. Pero no puedo pedirle mucho a este gobierno municipal que hace todo mal. En la provincia pasa lo mismo y el gobernador (Daniel Scioli) quiere ser presidente cuando tiene las rutas y las escuelas destruidas. Esperemos que se vayan lo más rápido posible porque les hacen mal a esta sociedad”.

Maldonado apeló a la ironía para referirse a la actitud que tuvieron los delincuentes al momento del asalto.

“Les tengo que agradecer a los ladrones que hicieron todo rápido, no lastimaron a nadie y casi ni hablaron. Fueron delincuentes educados que se llevaron la plata del día. Uno era grande y el otro debería ser menor”.

Según se pudo establecer, uno de los individuos vestía una campera azul y una gorra roja, mientras el restante sospechoso llevaba puesto una camiseta de la selección argentina de fútbol. Aparentemente se dieron a la fuga por calle Bolivia.

“Hicieron un trabajo de inteligencia afuera. Es más, uno de los ladrones entró un rato antes y hasta llegó a comprar un yogur. Después hizo su aparición el cómplice y allí se desató la pesadilla. Fue un movimiento muy rápido y eficaz el que hicieron”, describió.

Agregó que “jamás pensé en cerrar el negocio” y remarcó que “tengo fe de que esta situación cambie, porque peor no podemos estar”.