Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

Cristian Albarrán: hoy, más que nunca, aferrado a la mano de Dios

De a poco las heridas se van sanando, aunque no ha sido nada fácil para el policía que el 8 de febrero sufrió severas quemaduras al intentar rescatar a tres hermanitos –-dos fallecieron-- de un incendio en Bella Vista.
“Aprendí a valorar hasta el agua que tomo, a jugar con mi hijo aunque esté cansado. No tengo tiempo para agradecer las cadenas de oraciones para mí”.

Por Marcela Cisternas / mcisternas@lanueva.com

Al menos tres años necesitará Cristian Albarrán (31) para recuperarse por completo de las quemaduras y heridas que sufrió el pasado 8 de febrero al intentar rescatar a tres hermanitos que quedaron atrapados en un incendio registrado en una vivienda del barrio Bella Vista.

Las llamas lamentablemente consumieron la vida de los dos niños más pequeños: Lautaro Nahuel (de 4 años) y Milagros Ludmila Hernández (de 7).

Rodrigo Hernández (9) pudo salir ileso gracias a la pronta intervención del policía, quien junto a su colega, el teniente Julio Fernández, fueron los primeros en acudir al domicilio de la calle Pellegrini 1346.

Cristian sufrió severas quemaduras en el 45 por ciento de su cuerpo y su compañero un esguince en la muñeca derecha al caer del techo de la vivienda buscando poder ingresar.

Estuvo cinco semanas internado en el Hospital Italiano de Buenos Aires, dos en estado de coma y las restantes en Terapia Intensiva.

Hoy junto a su mujer Belén –-a quien conoció hace ocho años estudiando-- y su hijo David pasa sus días intentando recuperarse, disfrutando del día a día y asistiendo a una iglesia de Villa Harding Green, donde encontró contención, apoyo y paz interior.

Reconoce que lo que pasó “fue una experiencia de vida, una enseñanza de principio a fin. Dios me dio otra oportunidad; fue un aprendizaje para los dos, en mi caso tocó mi orgullo, porque hasta tuve que aprender a caminar”.

En una charla exclusiva con La Nueva., lo primero que aclaró es que le molesta el título de “héroe”, porque piensa que falló al no poder rescatar con vida a los hermanitos Hernández.

Aseguró que hasta el día de hoy no recuerda cómo sacó de entre las llamas a Rodrigo.

“Recuerdo que ese día, a las 6.20, le mandé un mensaje a mi mujer para que preparara café porque pensaba llegar y luego asistir con ella a la iglesia. En ese momento llegó el llamado de emergencia en calle Pellegrini y cuando llegué los vecinos me dijeron que había chicos atrapados en la casa”.

“No lo pensé, lo primero que hice fue sacarme la camisa –-el uniforme es todo de nylon--, me saqué la remera, la mojé y entré. Salí y entré tres veces, no llegaba nunca y no veía nada. En un momento sentí que explotaba el vidrio de la puerta y salí porque no daba más”.

Ahí perdió noción de la situación y sólo recuerda el momento en que llegaron sus colegas.

“Me subieron a la ambulancia y yo les decía que sacaran a los chicos. Junto a una de mis compañeras del móvil no nos permitimos llorar”, mencionó.

Agregó que “esto (que sucedió) lo aprendes a encapsular, el policía tiene sentimientos pero es más difícil que lo demuestre”.

Consultado sobre cómo se supera una experiencia como la que vivió, respondió: “me ayudó mucho el hecho de estar en la iglesia, me ayudó muchísimo saber que si esto me pasó es por algo”.

Y Belén admite que “nosotros sabíamos que algo iba a pasar, porque él lo presentía desde el miércoles (el hecho pasó el domingo a la madrugada). Me decía que sentía miedo que le pasara algo malo al enano (por su hijo)”.

“Le dije que si le pasaba algo era la voluntad de Dios, nosotros, nuestras familias, estamos a su servicio. Pero el tenía miedo de no ver más al nene”, acotó.

“En el hospital le dio una crisis de nervios y lloraba reprochándose no haber podido ayudar a los niños, lloraba de impotencia. Insistía en que si se hubiese preparado de otra forma el resultado hubiese sido otro”, mencionó Belén.