Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Antes de escapar, los ladrones se bebieron el vino del damnificado

Matías Schmidt (26), dueño de una vivienda en construcción ubicada en Terrada al 3000, fue blanco de ladrones que accedieron luego de violentar el portón del frente. Se llevaron diversas herramientas.

Una hormigonera y diversas herramientas de mano fue el botín con el que se alzaron ayer sujetos ignorados, que después de abrir por la fuerza un portón frontal de dos hojas accedieron a una vivienda en construcción ubicada en el barrio Ricchieri, mientras su propietario no estaba.

El robo se perpetró en una edificación emplazada en la calle Terrada 3071, perteneciente a Matías Schmidt (26), quien fue víctima de al menos otras tres sustracciones en la obra que se inició hace cinco años.

“Hoy (por la víspera), a eso de las seis aproximadamente, cuando se fue a trabajar, un taxista vecino le avisó a mi hermano que en su terreno tenía el portón de calle reventado por completo, y las hojas estaban tiradas una arriba de la otra. En ese momento Matías estaba trabajando”, comentó a este diario Micaela Schmidt (23), hermana del damnificado.

“Cuando llegamos acá con mi hermano más chico, nos dimos cuenta de que habían sustraído la hormigonera, un balde que adentro tenía plomo y otras herramientas de construcción. Pero no es la primera vez que nos roban; ya lo han hecho varias veces. Por eso tuvimos que dejar muy pocas cosas en la obra, para no correr más riesgos”, agregó.

“Las herramientas y máquinas estaban atadas, pero lo más raro es que las cadenas y los candados no están en ningún lugar. Tampoco sabemos cómo sacaron la hormigonera; realmente estos tipos trabajan con mucha audacia”, sostuvo la joven.

Y opinó que “esto parece una tomada de pelo, los ladrones hasta dejaron una botella de vino vacía, como dándonos a entender que se tomaron todo el tiempo necesario para robar y además bebieron alcohol acá”.

De acuerdo con la información suministrada por la muchacha, el taxista que observó el portón caído de la casa de Schmidt intentó comunicarse en numerosas oportunidades con el teléfono de emergencias 911 para dar aviso de lo sucedido, aunque sus esfuerzos fueron infructuosos.

“Hace un rato él se acercó para ver qué había pasado y si estábamos bien. Se tenía que ir a trabajar y estaba preocupado”, concluyó Micaela Schmidt.