Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Golpe tipo comando en una finca ubicada en el barrio Napostá

Al menos cinco sujetos sorprendieron a una pareja que ingresaba en su vivienda de Rodríguez 778 y, luego de reducir también a cuatro jóvenes que se hallaban en una habitación, robaron dinero, teléfonos y otros efectos.

Varios delincuentes que portaban armas largas y de puño ingresaron en una vivienda del barrio Napostá y luego de reducir a cinco de los nueve moradores del inmueble, se alzaron con dinero, prendas de vestir y otros elementos, además de golpear a dos jóvenes con la intención de amedrentarlos.

El violento golpe tipo comando se perpetró en la finca de Rodríguez 778, propiedad de Inés Ursúa (47), quien comparte la casa con cuatro hijos, una nieta, un sobrino, una nuera y la hija de ésta.

“Yo no andaba muy bien y por eso mi hijo de 25 años y mi nuera fueron a hacer un mandado a un negocio de acá nomás, y cuando volvieron quince minutos después, se encontraron acá (junto a la puerta) con dos que les apuntaron a la cabeza con armas y los obligaron a entrar”, relató ayer Inés Ursúa, quien al producirse el asalto se hallaba en la parte posterior de la finca, junto a otros dos hijos menores y su nieta, y en ningún momento llegó a advertir lo que estaba pasando en el sector delantero del domicilio.

Todo comenzó alrededor de las 20.45 del jueves, cuando la puerta de acceso a la vivienda, como ocurre durante todo el día, se encontraba cerrada con llave.

“Los obligaron a entrar y mi hijo agarró para la pieza en la que estaba mi otro hijo. No quiso ir para el otro lado, porque estábamos nosotros”, expresó la mujer.

Aseguró que en la parte anterior del inmueble se hallaban “mi otro hijo (de 21 años), con tres amigos”, entre ellos un vecino que vive en el 600 de la misma arteria y fue uno de los agredidos.

“Les pegaron en la cabeza con las armas, sólo para reducirlos porque no se resistieron. Es que mis hijos sabían que nosotras estábamos atrás y no quisieron resistirse. Además, mi hijo me comentó que tres tenían escopetas y los otros dos andaban con revólveres”, señaló la dueña de casa.

Los delincuentes, vestidos todos con camperas de cuero, “se llevaron la plata, entre 1.500 y 2.000 pesos, según me dijo mi hijo, además del home theatre, (teléfonos) celulares, ropa que era de uno de mis hijos y de un sobrino. Revolvieron todo...”

La mujer sostuvo que “aparentemente otros tres estaban allá (señalando hacia la mitad de cuadra), que se vinieron para acá, porque entraron todos juntos”.

Y reconoció que tomó conocimiento de lo sucedido “cuando uno de mis hijos vino para la parte de atrás, casi llorando y preguntando 'mamá, ¿estás bien?' Entonces le dije que sí y le pregunté qué pasó. Y ahí me dijo todo... Yo había escuchado un portazo, pero como acá entran y salen permanentemente, estoy acostumbrada a ese ruido y no le di importancia”.

Ursúa aseguró que “mis 47 años los viví acá y nunca había pasado por esto”.