Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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“Vieron que no había nadie y entraron”

Favio Vázquez fue asaltado por sujetos armados en su polirrubros.
Favio Vázquez consideró que la gente terminará haciendo justicia por mano propia.

“Lo triste que es un grupo mínimo y nadie le pone freno”, así vive y siente una víctima de la inseguridad.

Hace apenas cinco meses que Favio Vázquez abrió las puertas de su polirrubros en Brown 1067 y el asalto sufrido en las últimas horas lo estaba haciendo evaluar seriamente la posibilidad de atender, durante la noche, con la puerta cerrada y a través de una reja.

El miércoles, alrededor de las 21.30, dos malvivientes irrumpieron en el comercio y lo amenazaron apuntándole con un arma a la cabeza.

“Estaba tomando mate con un amigo, que viene a la noche para hacerme compañía y no quedarme solo. Entraron derecho, con el arma en mano. Escuchamos la puerta, y cuando levantamos la vista, nos estaban amenazando”, relató ayer Vázquez.

Describió a los delincuentes como de unos 20 años de edad, y uno de ellos cubría su cara con un casco de motociclista.

“Acá vinieron caminando, aunque seguramente deben haber dejado la moto acá cerca. El robo se extendió dos o tres minutos. Nos hicieron tirar al piso; mientras uno nos tenía ahí tirados, el otro buscó la plata y se fueron”, expresó.

Agregó que los desconocidos se apoderaron de unos 5.000 pesos que tenía reservados para pagarle a proveedores.

“Esto fue al azar. No son tan inteligentes para andar haciendo un trabajo de preparación del robo. Pasaron, vieron que no había nadie, y entraron”, dijo Vázquez.

“Lo feo es que te obligan a atender a la gente como si fueran delincuentes a través de una reja, cuando no es así, porque los que tendrían que estar detrás de esos barrotes deberían ser ellos”, enfatizó.

Señaló seguidamente que “calculo que de ahora en adelante, a partir de la tardecita, atenderé con la puerta cerrada, pero no es justo”.

No obstante, sostuvo que “no hay que entrar en pánico y sugestionarse”. “Los delincuentes conforman un grupo mínimo, son el 1 o 2 por ciento de la cantidad de habitantes de Bahía, pero atemorizan a toda la ciudad. Eso es lo triste”, manifestó.

“Lo lamentable --recalcó-- es que resulta un grupo mínimo y nadie le pone freno”.

El hombre afirmó que no se le cruzó por la cabeza cerrar las puertas del negocio.

“No puedo permitir que me cansen ellos. Imaginate si cerraran todos a los que les robaron, el 50 por ciento de los locales de la ciudad estaría en esa condición; o si se mudara la gente a la que le entraron en la casa, un 20 por ciento de los habitantes ya se hubiera ido”, estimó.

Trazó por último un negro panorama del futuro.

“Esto termina en justicia en mano propia. Ellos deben tener miedo, no los habitantes honestos. La sociedad se está cansando y son muchos los que piensan en tomar justicia por mano propia”, finalizó el comerciante asaltado.