Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El fuerte testimonio de una víctima para prevenir la violencia sexual

Sonia Sánchez brindó una charla sobre prostitución y trata de personas. Sostiene que hay que trabajar para comenzar a vivir en una sociedad libre de esta problemática.
La disertación de Sonia Sánchez en nuestra ciudad fue organizada por la ONG local Bahía contra la Trata.

Ella sabe bien de qué se trata, porque a los 16 años la prostituyeron poco después de llegar a Buenos Aires desde su Chaco natal.

Esa tormentosa etapa de su vida la convirtió en una “educadora popular”, con la misión de luchar contra la prostitución, la trata de personas y la violencia sexual, además de generar conciencia sobre esas problemáticas.

Sonia Sánchez fue víctima de explotación sexual y es una comprometida activista, que trabaja para erradicar la “violencia sistemática” sobre los cuerpos de mujeres, niñas, niños, personas trans y lesbianas.

Precisamente ese fue uno de los ejes de la charla que brindó en nuestra ciudad, donde hizo hincapié en cómo comenzar a decir “basta” a la prostitución, al proxenetismo y el tráfico de personas.

“No sólo en Bahía Blanca, sino en todo el país se ven estas problemáticas. Que la trata y la prostitución se hayan visibilizado mucho más en Argentina, no significa que como Estado se haya trabajado para reducir el índice de tráfico de personas, en especial con fines de explotación sexual”, afirmó Sánchez.

“Por el contrario, se ha profundizado. Hoy el gran negocio es la venta y el alquiler de cuerpos de mujeres, y eso está muy claro. Bahía Blanca no está exenta de esto, además de atravesar otras violencias”, siguió diciendo.

Consideró que nuestro país “viola los tratados internacionales y leyes que firmó, porque en teoría Argentina es abolicionista, pero en la práctica es regulacionista”.

“El gran negocio es la producción y sostenimiento de víctimas de tráfico de mujeres, prostitución, proxenetismo y femicidios, que atraviesan a toda la familia”, agregó.

Luego reflexionó que “como sostengo en `Ninguna mujer nace para puta´ (título de uno de sus libros), hay que prevenir para comenzar a vivir en una sociedad libre de violencia, porque vienen por tu hija, tu nieta y tu bisnieta”, planteó la disertante.

Para esta chaqueña de 52 años "la resistencia y el cambio social de todas y todos”, son las herramientas adecuadas para revertir esta situación.

“Tenemos que empezar a hablar en nuestras casas y barrios, porque, por ejemplo, la tercera marcha `Ni una Menos´ que se hizo el 3 de junio, estuvo absolutamente desdibujada y fue vaciada de contenido”.

“Hay que salir de la agenda que nos bajó el capitalismo y el patriarcado en la Argentina, donde nuestros cuerpos sólo son un objeto de producción de dinero hasta llegar a las muertes de mujeres, que también es un gran negocio para el neoliberalismo”, añadió.

En este sentido, opinó que resulta esencial, entre otras cuestiones, tratar el tema en las escuelas e incluir en la currícula una materia específica sobre las distintas violencias.

No es un trabajo

Sánchez aseguró que "la prostitución no es un trabajo ni el oficio más antiguo", sino la violación de derechos económicos, sociales y culturales.

“Las mujeres que están siendo traficadas o fuimos prostituidas ya nacimos con esos derechos violados desde el útero de nuestras madres”.

Mencionó además que “las víctimas no deciden con libertad, sino que son otras situaciones que eligen por uno mismo. Es una elección coaccionada y no con la libertad que tiene un sindicalista o los diputados para aumentarse la dieta”.

“Esas mujeres se tienen que prostituir porque no llegan a fin de mes, no tienen trabajo, educación ni un salario digno. Entonces la desocupación, la falta de un techo y la violación de sus otros derechos eligieron por ella. Nuestra gran lucha es por poder elegir con libertad”, añadió.

La feminista definió a una prostituta como un objeto de uso y abuso que no decide, sino que sólo obedece.

Tras arribar a Buenos Aires, Sánchez trabajó primero como empleada doméstica.

“Me explotaron laboralmente durante seis meses, porque era menor de edad y del interior, y me despidieron cuando pedí un aumento de sueldo. Después me prostituyeron y por hacer eso viví mucho tiempo detenida, porque en Capital nos detenían por 21 días”, recordó.

Aquella circunstancia adversa le dejó enseñanzas a Sonia, quien pudo hacer una pausa en su vida, decir basta a esa violencia contra su persona, y transitar en la actualidad un proceso para aprovechar esa experiencia y trabajar a fin de que no le suceda lo mismo a otras mujeres.