Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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El Perdido sigue reclamando justicia por Liliana Díaz Benítez

En las últimas horas se cumplió un año del asesinato de la joven en Coronel Dorrego. El caso conmovió a la localidad, que la recuerda con cariño.
“Fue muy triste todo lo que pasó. Un año después, lo único que podemos pedir es que se haga justicia”, sostiene la delegada municipal Anahí Dumrauf.

Pablo Marcó

Agencia Coronel Dorrego

En 2006, con apenas 19 años, María Liliana Díaz Benítez llegó a El Perdido desde Paraguay con un montón de ilusiones. Enseguida pasó a ser “Lili” o “La Negra”. Al poco tiempo ya se había ganado el afecto de todos los habitantes de esa tranquila población del distrito de Coronel Dorrego.

Y Liliana fue cumpliendo algunos de sus sueños. Encontró el amor, comenzó a jugar al vóley, se hizo bombera voluntaria e inició, en la ciudad cabecera del distrito, la carrera de Educación Física.

El 8 de junio del año pasado, cuando le quedaban proyectos y desafíos por cumplir, fue asesinada de un disparo. Por el femicidio hay un detenido: Marcelo Camarero.

Al cumplirse un año del trágico hecho, aún perdura el dolor por la irreparable pérdida.

“Ese día estaba en mi casa, era de noche y estaba acostada. Me llamó Rodrigo (D’Annunzio, novio de `Lili´) y me dijo que la habían matado. Al principio me costó creerlo, pensé que era una pesadilla. Después fui cayendo”, contó Jorgelina Ocampo, amiga de Liliana.

“Ella cuidaba a mi hijo desde que tenía tres meses de vida. Era una chica muy buena, siempre dispuesta a ayudar. Colaboraba como moza en las fiestas de las instituciones de la localidad. Para mí fue la hermana que no tuve”, agregó.

El año pasado, Díaz Benítez decidió empezar a cursar Educación Física en la sede del Instituto Superior Docente de Coronel Dorrego. Para ello, viajaba todos los días desde El Perdido junto a otras alumnas.

“Quería tener un título para conseguir un buen trabajo y ser alguien, como ella mismo decía”, destacó Jorgelina.

Para explicar el terrible impacto que generó el caso basta un ejemplo: muchas de sus compañeras de estudio decidieron abandonar la carrera.

“‘Lili’ se convirtió en una guisasolense (el gentilicio de los habitantes de El Perdido) más. Cuidaba personas de todas las edades, cortaba y repartía leña, se hizo bombera. En lo personal, me marcó mucho y la extraño todos los días”, admitió.

También reconoció que las primeras marchas para pedir justicia por su muerte fueron numerosas, pero después la concurrencia fue decreciendo.

“Es como que la gente no quiere comprometerse o quizás piense que nunca más va a pasar algo así hasta que, lamentablemente, ocurren estos hechos”, reflexionó.

Tristeza

“Fue muy triste todo lo que pasó. Un año después, lo único que podemos pedir es que se haga justicia”, dijo Anahí Dumrauf, delegada municipal en El Perdido.

“Cuando me enteré lo ocurrido me sorprendí, porque en el razonamiento de cualquier persona normal no está cometer ningún tipo de violencia, y menos creerse con el derecho de matar a otra persona”, reflexionó.

Consultada sobre el estado de ánimo de la comunidad durante las horas posteriores al crimen, sostuvo que la gente “estaba triste, asombrada y un poco alarmada, porque, si bien habían sucedido casos similares en Dorrego, el golpe fue muy grande, independientemente del mayor o menor conocimiento que podíamos tener de Liliana”.

Hugo Albizu, jefe del destacamento de bomberos, también la recuerda y lamenta lo sucedido.

“Se sumó en 2013. Era la única mujer y trabajaba a la par nuestra. También fue muy compinche. Fuimos a (combatir incendios a) Sierra de la Ventana y a Valle Hermoso. Trabajaba muy bien”, recordó.

“Ponía empeño y ganas en todo, era muy servicial”, siguió diciendo.

Describió que “estuvo tres años trabajando con nosotros. Había pedido licencia para visitar familiares en Paraguay y cuando volvió se le dio de baja, porque no podía continuar por razones personales”, comentó.

Prosiguió diciendo que “estamos cansados en el país de estos casos. Los responsables de femicidios y violaciones tienen que cumplir duras condenas”.

Pocos días después de la muerte de Liliana Díaz, en una sesión del Concejo Deliberante, la edil María Delia Dumrauf, quien vive en El Perdido, repudió el hecho registrado en “una comunidad donde todos nos conocemos”.

“Lamentablemente, a pocos días que se marchó bajo el lema ‘Ni una menos’, en Dorrego tenemos que hablar de una nueva víctima”, agregó.

Inimputabilidad descartada y el juicio oral

A fines de mayo la jueza de Garantías Nº 1, Gilda Stemphelet, elevó a juicio la causa contra Marcelo Fabián Camarero (48), imputado por el crimen de Liliana Díaz Benítez.

Del mismo modo, la magistrada no hizo lugar al pedido de sobreseimiento elevado por su defensor, quien sostuvo que el procesado resultaba inimputable.

Fuentes judiciales informaron que Camarero renunció a la posibilidad de analizar lo ocurrido en un juicio por jurados, por lo que se espera la designación de un tribunal ordinario para realizar el debate.

En su resolución, Stemphelet entendió que se encuentra legalmente acreditado que el 8 de junio de 2016, entre las 19.30 y 21 aproximadamente, en el interior de un vehículo marca Peugeot, que se encontraba estacionado en una cochera ubicada en Irigoyen al 700, de Coronel Dorrego, Camarero efectuó un disparo a corta distancia con un arma calibre 9 milímetros, que impactó en el sector izquierdo de la sien de Díaz Benítez, provocándole la muerte por destrucción de la masa encefálica.

Según la acusación, el hombre había mantenido “con la mujer una relación de noviazgo y convivencia en la que, en reiteradas oportunidades, había insultado, degradado e incluso amenazado, haciéndolo desde su posición de preminencia por la condición de varón respecto de la condición de mujer de la víctima y su superioridad de fuerza".

La jueza desestimó el pedido del abogado defensor particular, Ignacio Francisco De Franco, quien consideró que al momento del hecho el imputado “no pudo comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones”.

En una declaración, Camarero dijo que sufría un estado depresivo, tomaba clonazepam y tenía problemas de alcoholismo. Agregó que no recordaba nada de lo sucedido.