Otra violenta entradera nocturna en una casa

Redacción de La Nueva.

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Por tercera vez en apenas cuatro días y en diferentes sectores de la ciudad, delincuentes ingresaron en forma violenta a una vivienda y tras golpear a las víctimas se apoderaron de dinero en efectivo.

En esta oportunidad el episodio se produjo anoche, a las 21.30, en un inmueble ubicado en El Resero 838.

"Estábamos durmiendo y escuchamos que golpearon la puerta, pero en realidad fue que la habían roto. Entraron, me hicieron tirar al piso y pedían plata", comentó Nazareno Graziossi, quien se hallaba en el lugar junto a Cristián Bottero y Javier Madrid, quien recibió cinco culatazos en la cabeza y sufrió un corte en el cuero cabelludo, por el que anoche era suturado en el Hospital Municipal de Agudos Doctor Leónidas Lucero.

"Nosotros somos empleados de una empresa constructora cordobesa que está trabajando en la Termoeléctrica. Y si bien estaba previsto pagarle mañana (por hoy) a la gente, eso lo hicimos hoy (por ayer)", aseguró Nazareno, quien fue golpeado en el suelo.

"Nunca traemos esa plata para acá, pero ellos debieron tener ese dato", agregó.

Los delincuentes "eran tres, dos de los cuales estaban conmigo y me decían que yo sabía lo que querían", dijo Nazareno.

Indicó que lograron alzarse con cinco celulares, dos computadoras que estaban en un bolso, nueve mil pesos en efectivo y una billetera con las tarjetas.

Según Nazareno, los tres regresaron del trabajo a las 19.30 y poco después se acostaron en sus respectivas habitaciones.

"Fue un susto tremendo, y ellos aparecieron diez segundo después de escuchar el ruido".

"Al que le pegaron el culatazo, está en la primera pieza y fue al primero que vieron", comentó.

"Debieron estar diez minutos, que fueron los más largos de mi vida. A mi me tiraron en el piso y me pegaron patadas", aseguró, a la vez que mencionó que Bottero no fue golpeado.

"Tenemos que agradecer que no estamos... Te juro por Dios que pensé que nos iban a matar", manifestó.

"Es que yo era el único que sabía que no estaba la plata. Y ellos me hablaban todo a mí... Al principio no estaban exageradamente agresivos, pero después, cuando vieron que no estaba la plata, sí", sostuvo.

"Te juró por Díos que cuando me gatilló en el piso... Gracias a Dios tenemos que agradecer que estamos todos vivos", concluyó el damnificado.