Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Padres que conviven con el dolor y siempre apuestan a “Renacer”

Pablo Schroeder y Norma Arbilla integran un grupo para quienes perdieron a sus hijos en tragedias.
“Uno aprende a acomodar el dolor”, dijeron Pablo y Norma sobre el duro momento que les tocó atravesar en sus vidas.

Por Cristian Lema / clema@lanueva.com

Hay heridas que no cicatrizan y recuerdos que no pueden borrarse. Situaciones que perduran y el tiempo no logra atenuar el dolor.

La pérdida de un hijo es una de ellas y quienes la sufren encuentran comprensión y apoyo en aquellos que les tocó transitar un camino similar.

A casi cinco meses del tremendo incendio que destruyó su casa, y en el que perdieron la vida sus hijos Rodrigo (16) y Matías (11), y su nieto Santiago (4), el teniente primero Pablo Schroeder continúa transmitiendo esperanza en sus palabras.

Norma Arbilla es madre de Fernando (20), quien falleció el 18 de enero de 2010 como consecuencia del vuelco de su automóvil en la rotonda de la avenida Juan Manuel de Rosas y Luis María Drago, cuando regresaba desde Monte Hermoso.

Los dos integran Renacer, un grupo de autoayuda que acumula más de dos décadas de trabajo y concurren aquellos padres que perdieron a sus hijos en tragedias.

“Nos permite entender que no estamos solos en el dolor; hablamos el mismo idioma”, dijo Schroeder.

“Mi hijo falleció hace cinco años en un accidente y a las tres semanas de su muerte empecé a asistir al grupo. Es una herramienta fundamental, porque fue como un salvataje”, explicó Arbilla.

Más de veinte personas asisten todos los miércoles, de 19 a 21, a la sede del Sindicato de Químicos y Petroquímicos, en Sarmiento al 200.

“Muchos piensan que nuestro problema es único y, lamentablemente, son muchísimos los casos en el cual un padre pierde a su hijo. No somos un grupo de llorones, simplemente tratamos de brindar las herramientas necesarias para entender que tenemos más desafíos en esta vida”, indicó Schroeder.

“En las charlas surgen más de 50 frases, de las cuales 49 no sirven para nada. Eso sí, cuando una opinión cala hondo en nuestra cabeza la misión está cumplida”, comentó la mujer.

Ambos coincidieron en que “estamos acá por una circunstancia determinada, porque tratamos de encarrilarnos, porque podemos escuchar, hablar y depende de nosotros tomar la decisión acertada para seguir recorriendo nuestro camino”.

Para el policía, en cada sesión de autoayuda “es más difícil hablar que escuchar”.

“Estas reuniones nos hace volver al pasado, además de pasar por la situación actual y analizar el futuro”.

Silvana, esposa de Schroeder, también dejó un mensaje esclarecedor.

“Después de nuestra tragedia yo no hablaba con nadie y vivía llorando. Me decían 'hola' y me quebraba. Con el tiempo me liberé, me descargué y cuando escuché al resto de los integrantes me sentí identificada”.

Finalmente su esposo explicó que “el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. Hay cosas que te pasan que no se pueden manejar, aunque sí se puede trabajar en las actitudes frente a la problemática. O elegís morirte con tu hijo o seguís para adelante diciéndole sí a la vida a pesar de todo”.