Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Condenan a un sujeto a 6 meses en suspenso

Leandro San Román fue hallado culpable del delito de exhibiciones obscenas en perjuicio de una niña.
En Neuquén al 1500 los efectivos policiales atraparon al depravado.

A la pena de seis meses de prisión de ejecución condicional fue condenado por la justicia un sujeto hallado culpable del delito de exhibiciones obscenas agravadas, cometido a fines de septiembre de este año en perjuicio de una niña de 12 años que se dirigía caminando hacia una escuela del barrio San Martín.

El fallo se dictó en el marco de un juicio abreviado, a cargo del juez en lo Correccional Nº 1, doctor José Luis Ares, en la causa seguida contra Leandro Andrés San Román (29), luego de que el fiscal Eduardo Quirós y el defensor oficial Eduardo Zalba, con la aceptación del encausado, acordaran la calificación del hecho y el monto de la condena.

El magistrado consideró demostrado con las pruebas reunidas en la causa, que el 25 de septiembre, minutos antes de las 7.50, en las calles 25 de Mayo y Granada, San Román se bajó el pantalón y mostró sus genitales a la menor, además de decirle algunas palabras.

La niña, atemorizada, escapó corriendo y comenzó a gritar en demanda de auxilio.

La autoría y responsabilidad penal del sospechoso quedaron demostradas, según el juez, mediante el acta de procedimiento labrada por los efectivos policiales que aprehendieron al depravado.

En dicha acta se dejó constancia que los agentes del orden tomaron conocimiento del llamado al teléfono de emergencias 911 que alertaba sobre el incidente, dirigiéndose hasta el lugar y entrevistándose con un hombre que había prestado su ayuda a la niña.

Con los datos aportados por el testigo, los efectivos se trasladaron posteriormente hacia la calle Neuquén al 1500, donde interceptaron a San Román y secuestraron su bicicleta y posteriormente las prendas de vestir que utilizaba.

Otro elemento de prueba mencionado por el doctor Ares fue el relato de la víctima, quien manifestó que aquella mañana salió caminando de su casa en dirección a la Escuela Secundaria Básica Nº 348, ubicada en la calle Tierra del Fuego al 600, a la que asiste como alumna regular.

Afirmó que en determinado momento un desconocido, al cual describió por su ropa y el vehículo en que se movilizaba, le dijo que se acercara, mientras se bajaba los pantalones, al tiempo que le hacía señas para que no gritara.

En esas circunstancias, según expresó, se asustó y comenzó a correr mientras gritaba en demanda de auxilio, hasta llegar a un taller mecánico de las inmediaciones, donde contó a un hombre lo que le había pasado.

Esta persona, agregó, se subió a un auto y comenzó a perseguir al depravado, mientras la menor se dirigió al colegio y contó lo sucedido a una preceptora, que a su vez llamó a la policía y a la familia de la víctima.

Una vez aprehendido el acusado por la policía, la niña reconoció en la comisaría primera tanto la bicicleta como las prendas de vestir incautadas.

El doctor Ares también hizo hincapié en el relato efectuado por el hombre que ayudó a la niña y que persiguió al sospechoso.

Además, citó el testimonio de la perito psicóloga Beatriz Forclaz, ante quien la menor víctima narró lo ocurrido, en el marco de un discurso que fue considerado “coherente e inestructurado”, sin advertir en ella tendencia a la fabulación.

Explicó que la niña “refiere un estado de angustia, con crisis de llanto al momento del hecho y temor durante los días posteriores”.

En base a esos elementos, el magistrado consideró que “existen pruebas suficientes para responsabilizar al procesado por el hecho que se le imputa, toda vez que resultan claras y convincentes las declaraciones testimoniales, principalmente de la menor víctima”.