Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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A no olvidarse jamás de un buen desayuno

La primera ingesta diaria debe suponer entre el 20 y el 25% de las calorías consumidas a lo largo del día. De esa forma, ayuda al rendimiento escolar y de los adultos.
A no olvidarse jamás de un buen desayuno. Salud. La Nueva. Bahía Blanca

Un desayuno equilibrado contribuye a un reparto más armónico de las calorías a lo largo del día y proporciona, además, una ración de seguridad de muchos nutrientes especialmente importantes en el período escolar, época de gran crecimiento y desarrollo. Algunas de las consecuencias de saltearse el desayuno son decaimiento, falta de concentración y malhumor debido al déficit de glucosa --nuestro principal combustible energético-- que produce el ayuno. Hay que recordar que a primera hora de la mañana el organismo lleva ya entre 8 y 10 horas sin recibir ningún alimento. La falta de glucosa empuja a nuestro cuerpo a quemar otras reservas energéticas, lo que causa múltiples alteraciones en el normal funcionamiento orgánico.

En edades escolares, esto condiciona el aprendizaje y acarrea un descenso del rendimiento, ya que la capacidad de expresión, de memoria, de creatividad y de resolución de problemas quedan afectadas. Estas observaciones han sido verificadas tanto en niños que presentaban una alimentación equilibrada como en otros con alimentación insuficiente. Por todo ello, se puede considerar que el desayuno es un hábito alimentario que llega a condicionar el estado físico, psíquico y nutricional, pero no sólo de los niños y adolescentes, sino en personas de todas las edades.

Beneficios

Muchos estudios demuestran los beneficios relacionados con la toma de un desayuno equilibrado:

Mejora del estado nutricional (grado en el que nuestras necesidades de energía y nutrientes quedan cubiertas mediante los alimentos que consumimos). Tomar un buen desayuno ayuda a realizar ingestas más altas de la mayor parte de los nutrientes que el organismo precisa.

Las personas que no desayunan suelen seguir una dieta de peor calidad y quienes lo hacen suelen hacer una dieta menos grasa y más rica en fibra, vitaminas y minerales.

Grasa: Si el desayuno incluye tostadas, pan, cereales de desayuno, galletas sencillas, etc., el consumo diario de grasa es menor. El consumo de estos alimentos contribuye a aumentar los aportes calóricos realizados a partir de los hidratos de carbono, reemplazando otros con mayor contenido graso (bollería industrial, repostería, etc.).

Fibra: Si se incluyen cereales de desayuno o panes integrales, las posibilidades de satisfacer las necesidades de fibra son mayores.

Vitaminas y minerales: El desayuno contribuye significativamente a los aportes diarios de vitaminas y minerales. Estudios realizados en población infantil en distintos países han evidenciado aportes significativamente inferiores para ciertos minerales (hierro, calcio, magnesio y cinc) y vitaminas (tiamina y piridoxina) en los que no desayunaban en comparación con los que consumían esta ración.

Control del peso. Las personas que desayunan mantienen el peso dentro de límites saludables en mayor medida que las que omiten esta ración. Repartir las calorías durante el día en 4 o 5 comidas ayuda a que no se sobrecargue ninguna de ellas. Esto también contribuye a evitar picar entre horas .

Rendimiento físico e intelectual: Las personas que omiten el desayuno ponen en marcha una serie de mecanismos en el organismo (descenso de la hormona insulina y aumento de cortisol y catecolaminas...) para mantener la glucemia (nivel de azúcar en sangre) en valores aceptables. Estos cambios hormonales alteran la conducta.