Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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La vida luego de una intervención de tipo quirúrgico

La historia de Laura, que tiene 84 años. A los 77 se efectuó un implante de válvula aórtica por cateterismo.
La vida luego de una intervención de tipo quirúrgico. Salud. La Nueva. Bahía Blanca

David Roldán

droldan@lanueva.com

Hace 44 años, Laura María Turco había sido operada por un problema en la válvula mitral del corazón.

Quedó en perfecto estado de salud.

No obstante, las dificultades regresaron allá por 2007.

Con sus 74 años se sentía cansada, con falta de aire, cansancio y sufría pérdidas periódicas del conocimiento.

Vivía asustada y le complicaba realizar tareas mínimas cotidianas como caminar, subir alguna escalera o asistir a sus clases de yoga.

Ante ello, inicialmente se le colocó un marcapasos.

Claro que todo aquello que había sido una solución en su momento ya no era suficiente y su estado de salud no mejoraba, se le realizaron numerosas angioplastias.

En la práctica, Laura tenía una obstrucción (estenosis) de la válvula aórtica, una condición generalmente asociada a la edad que, se estima, padecen, al menos, 120 mil argentinos.

Se trata, en forma quirúrgica, mediante una cirugía convencional de reemplazo valvular.

Sin embargo, muchas personas, por sus edad avanzada o por su estado general de salud, desde el año 2010 cuentan en nuestro país con una alternativa menos invasiva que es el implante de válvula aórtica por vía percutánea (TAVI, por sus siglas en inglés).

Es un procedimiento muy novedoso, sin cirugía, que se realiza a través de cateterismo y cuya utilización está creciendo en forma vertiginosa en el mundo entero.

Laura fue una de las primeras pacientes a la que se realizó este procedimiento en Argentina, precisamente en 2010.

"Durante la intervención no sentí dolor ni nada. Tuve un posoperatorio de 3 o 4 días y volví a mi casa. Al principio un poco cansada, pero en muy pocos días retomé mis actividades y volví a sentirme como me había sentido muchos años atrás", señala Laura.

Hoy asiste al taller de memorias para adultos mayores del Centro de Jubilados de Devoto, recibe clases de gimnasia y disfruta de sus dos nietos.

En su casa cocina, plancha y lava la ropa.

Sus actuales 84 años no son ningún obstáculo y, si bien ya no cose para terceros, como lo hacía en sus horas libres alternando sus labores como portera de escuela, lo hace para sí misma y disfruta de una muy buena calidad de vida.

Explica el doctor Daniel Berrocal, cardioangiólogo intervencionista que el implante de válvula aórtica por cateterismo es un procedimiento que consiste en ingresar por una arteria (femoral, subclavia o a través del tórax) con un cateter.

Este lleva incorporada una válvula biológica de origen porcino o bovino) muy similar a la empleada en la cirugía convencional.

Va montada sobre un stent de metal auto expandible y se despliega sobre el interior de la válvula enferma, restableciendo la normal circulación de la sangre.

"Es un procedimiento que puede realizarse incluso con anestesia local y con tiempos más cortos de recuperación respecto de la cirugía convencional", señala el ex presidente de la sociedad Argentina de Cardiología (SAC).

Luego de la realización de un implante, tan importante como el tratamiento médico es la contención familiar.

"Hay que tener en cuenta que son pacientes frágiles y que muchas veces necesitan ayuda para la administración de los medicamentos, para bañarse o para movilizarse, manifestó la doctora Carla Agatiello, una conocida cardioangióloga intervencionista.