Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Yoga en Egipto: de la prohibición a la tendencia

La revolución se produjo en 2011, cuando se dio la apertura en muchos otros ámbitos, incluso religioso.
Los habitantes de El Cairo buscan formas de combatir el estrés diario. Por ello se escapan de las grandes ciudades.

Francesca Cicardi

Agencia EFE

El yoga en Egipto pasó de ser una práctica “prohibida” y para una pequeña minoría a una moda que atrae a cada vez más personas y de diferentes estilos.

Después de haber realizado posturas en las icónicas pirámides de Guiza, los profesionales y apasionados del yoga acudieron al Palacio de Barón, en el este de El Cairo, edificio de principios del siglo XX de estilo moriscoindio.

El evento, organizado por la embajada india, atrajo a un centenar de personas, a pesar del calor y de que muchos egipcios están en ayuno porque es el mes sagrado de Ramadán, durante el cual los musulmanes no pueden beber ni comer durante las horas diurnas.

Una joven de nombre Saná, que cubría su cabeza con el velo islámico, explicó que empezó a practicar yoga hace unos seis meses.

Esta principiante llevó a una amiga que nunca antes había practicado y ambas cruzaron la ciudad dispuestas a entregarse al espíritu del yoga que, como destacó el embajador indio en El Cairo, se asemeja al del Ramadán.

Sanjay Bhattacharyya aseguró que tanto el Ramadán como el yoga juegan “un papel destacado en elevar la dimensión espiritual del ser humano”.

Por ello y por la creciente popularidad que está cobrando el yoga en el país del Nilo, la legación diplomática realizó varios actos por el Día Internacional del Yoga y celebró una sesión colectiva por primera vez en la ciudad mediterránea de Alejandría y en la de Ismailiya, junto al canal de Suez.

Pero el yoga no siempre fue algo popular ni estuvo bien visto en Egipto, donde las creencias religiosas y las costumbres conservadoras limitaron en ocasiones la entrada de algunas disciplinas físicas o artes.

Hala Barakat, instructora de yoga desde 2010, relató en su estudio en el centro de El Cairo que cuando empezó a practicar en 2001 no había apenas profesores ni estudios y que estos últimos empezaron a abrir sus puertas en 2007.

También menciona que algunas personas pensaban que el yoga era “haram” (prohibido por el islam) o algo “raro”, mientras que ahora se convirtió en algo común e incluso “guay”.

El cambio en la imagen y en la práctica del yoga ocurrió después de la revolución de 2011, cuando se dio una apertura en muchos otros ámbitos, incluso en el religioso, explica Barakat.

“La gente quería hacer cosas nuevas o que siempre había querido hacer, pero sobre todo necesitaba hacer frente al estrés que generaron los grandes cambios sociales y políticos en los años posteriores a la revuelta”, dijo.

Los habitantes de El Cairo buscan formas de combatir el estrés diario que produce esta gran megalópolis y también se escapan a los retiros que buscan los lugares ideales para el yoga: el silencioso desierto y el paradisiaco mar Rojo.