Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

En su Día, un mimo para los flamantes papás periodistas de Bahía

Algunos están de estreno y otros ya tenían cancha. En el Día del Padre, profesionales de prensa radial, gráfica y televisiva que tuvieron hijos recientemente cuentan cómo viven la experiencia que les cambió la vida. 

 

   Cecilia Corradetti
   mcorradetti@lanueva.com

   Anahí González
   agonzález@lanueva.com

   Solo en la redacción de La Nueva. seis periodistas fueron papás en el último año y, tres de ellos, inclusive, vieron nacer a sus bebés el mes pasado.

   La experiencia fue distinta para cada uno: algunos ya tenían hijos y otros no tenían idea de lo que era cambiar un pañal o despertarse varias veces en la noche sabiendo que en pocas horas había que levantarse para encarar un nuevo día. 

   Más allá de las particularidades, en algo coincidieron todos: el babero. Hablaron de sus bebés con emoción y gratitud. Estos "flamantes" papás se mostraron invadidos por la maravilla y mucho más vulnerables.

   Felices, abrieron la puerta de su intimidad para que podamos conocer un poquito más a quienes les quitan el aliento con solo una sonrisa. 

 

   Francisco Rinaldi/ "El nacimiento de mi segundo hijo lo viví con más nervios"

   Para Francisco “Pancho” Rinaldi lo mejor de ser papá es estar con sus hijos y verlos crecer.

   Oriundo de Tornquist, llegó hace 20 años a Bahía para estudiar Licenciatura en Economía en la UNS y se graduó en 2004. Trabaja en la Sección Economía del diario La Nueva. desde hace 12 años.

   Estrenó paternidad con Amparo, hoy de 3 años y medio, a quien tuvo con su esposa Florencia Cecilia Sánchez. Se conocieron en un boliche, hubo química, empezaron a salir, probaron vivir juntos y en 2013 sellaron el compromiso en el altar.

   Cuando ya habían logrado organizar la rutina familiar, llegó Juan Bautista, con sus 3,500 kg de humanidad, a patear el tablero. ¡Otra vez a buscar ofertas de pañales, a modificar la agenda y resignar horas de sueño! Aunque todo tiene su recompensa...

Fotos: Emmanuel Briane -La Nueva.

   “El nacimiento de mi segundo hijo lo viví con más nervios que el primer parto porque mi hija, Amparo, nació una semanas antes de lo previsto y no tuve tiempo de ponerme nervioso”, contó.

   La mañana es el momento que más disfruta con ellos: corre a Amparo por toda la casa, le hace caballito y juega a cambiarle los nombre a los Paw Patrol -una patrulla de cachorros animados-- para arrancarle carcajadas inolvidables. Juan Bautista, mientras tanto, intercala la teta con siestas y demandas.

   Lo que más se complica es pasar tiempo con ellos por el ritmo que imponen las obligaciones. 

    “Los horarios de nuestra profesión son especiales, uno no para hasta la noche, pero siempre trato de destinarle un ratito al juego”, comenta.

    La ayuda de los abuelos es “un golazo”.

   “Siempre están dispuestos a ayudar. Mi papá lleva a la nena al jardín y mi suegra no tiene problema en cuidar a los dos”, asegura.

   Para el Día del Padre no pidió nada, pero es de gustos sencillos: un libro o un vino, estaría bien.

Fotos: Emmanuel Briane -La Nueva.

   El Lado B de la paternidad es la preocupación que sentimos por los hijos. 

   “¡Soy un papá grande! A los 40 años te preocupás un poco más. Creés que nunca más vas a dormir por las preocupaciones que se generan y entendés más lo que sentían tus padres”, dice.

   Antes de tener a Amparo y a Juan Bautista, Francisco se entrenó en mimos y anécdotas con Felicitas, su sobrina de seis años y con Camila, su ahijada, quien vive en Comodoro Rivadavia.

  Mariano Rossi/ "Me cuesta separarme de ella mucho tiempo"

   El nacimiento de Emma Giovanna, fue el momento más maravilloso en los 43 años del periodista deportivo Mariano Rossi, quien se desempeña en radio Altos, en los programas A la cancha y Pelota al Pie.

   Junto a Fabiana Elisabet Olatte -su ladera desde hace 21 años, como la define- buscaron por casi 8 años un bebé. Hicieron tratamientos de baja y alta complejidad, y no lograban quedar embarazados.

   Hasta que a fines de 2016, decidieron algo: “No buscamos más”. Unos meses más tarde, lo impensado, sucedió.

   “Para nuestra sorpresa un atraso prendió como sospecha, un test de embarazo nos alertó y un análisis confirmó la mejor noticia de nuestras vidas”, dice Mariano.

   El embarazo se dio en forma natural, más allá de que los médicos habían dicho que no iban a poder tener hijos.   

   El primero en alertarlos del “milagro” en camino fue Valentino, sobrino de la pareja, quien entonces tenía tres años. Iban camino a Monte Hermoso cuando el nene le dijo a su tía: “Vos tenés un bebé en la panza”.

   Ella, quien aún no sabía que estaba embarazada, le contestó: “¿De dónde sacaste eso?”.

   El nene respondió: “Me lo dijo un angelito. Me tocó la espalda y me dijo 'Tu tía tiene un bebé en la panza'”.

   Emma Giovanna llegó como las flores, el 21 de septiembre del 2017, a las 8.02. Nació por cesárea con 3,170 kilos.

   “Lo mejor de ser papá es verla crecer día a día y disfrutar de cada cosa nueva que hace, de esa sonrisa cómplice e irreemplazable con la que cada mañana despierta, el jugar antes de dormirnos cada noche, poder dormirla en mis brazos y cambiarle los pañales”, dice.

   “Lo peor es la incertidumbre de no saber qué país y qué mundo le dejamos y el miedo a no poder estar cada vez que me necesite”, comenta.

   Para los periodistas deportivos suele ser muy complejo conciliar la vida familiar con la laboral porque además de estar muchas horas fuera de casa deben trabajar los fines de semana.

   "Se me hace difícil dejarla. Me cuesta separarme de ella mucho tiempo”, confiesa.

   “Con Emma tengo el mejor regalo del Día del Padre que podía recibir, la disfruto día a día y eso es impagable”, dice.

   Mariano estudió en la Escuela Nº 22, en el Colegio Nacional y se graduó como Técnico Superior en  Periodismo en el Instituto de Ciencias de la Comunicación Social, de nuestra ciudad. Trabajó en la desaparecida revista Posiciones, en Radio Nacional, en radio La Red, en La Nueva Provincia, en radio Universal y en LU2.

 

Claudio Rodríguez/ “Yo lo hubiera tenido dos meses antes”

   Claudio Rodríguez, periodista de La Nueva. -actualmente se desempeña en la Sección Seguridad- reconoce con un sentido del humor que lo caracteriza la ansiedad que tenía por la llegada de su segundo hijo, Santino Rodríguez Pando. Estaba mucho más inquieto que con la espera de su primera hija, Luisana, cuatro años atrás.

   Su esposa Mariángel Pando, los tuvo a los dos por parto natural, pero Santino se hizo esperar un poco más. Finalmente asomó el 16 de mayo, a las 9.38, con 3,960 kg. 

   “¡Salió todo bien! Un muy buen trabajo de mi señora”, dice Claudio.

   “La espera es tremenda. Soy el más ansioso de los dos y se me hizo eterno”, confía. 

   Para el periodista, con 14 años de trayectoria, ser papá es lo más lindo que te puede pasar. 

   “Es una sensación única e indescriptible cuando los ves salir”, comenta, ya que eligió presenciar los partos.

   “Día a día vas aprendiendo, sumando conocimiento y también entendiendo más a tus viejos. Tratás de guiarlos y acompañarlos por un camino que creés conveniente aunque sabés que cuando sean grandes van a ir desandando su propio camino”, dice.

   Reflexiona acerca de “lo peor” de ser papá y dice que no sabe si existe.

   “Tal vez lo peor sea el sufrimiento cuando a ellos les pasa algo”, dice.

   En estos meses que la mamá tiene licencia por maternidad, organizarse parece sencillo. 

   “Luego, veremos como coordinar para estar en el minuto a minuto con él”, añade.

   Cuando habla de la pequeña Luisana no ahorra elogios.

   “Es una fenómena. Se comporta como la hermana mayor que ella misma dice que es. Trata de entender, aunque suene loco, por su edad, que Santino necesita de otros cuidados y de mucho más tiempo con la madre”, comenta.

   Claudio es oriundo de Pedro Luro y llegó a Bahía Blanca con su familia en 1995, a los 13 años. 

   En 2009 conoció a quien hoy es su esposa. Tenían muchos amigos en común por las redes sociales y recibieron una sugerencia de amistad. Después de conocerse no tardaron en ponerse de novios y en 2011 se casaron. 

 

Federico Moreno / “Mi mejor regalo se llama Corey”

   Aunque sus amigos le relataran, una y otra vez, lo que se siente ser padre, Federico Moreno debió atravesar por esa inolvidable experiencia para poder comprenderlo.

   Y así fue. La mañana del 24 de mayo pasado, en el Hospital Español y luego de una cesárea, Corey, su primera hija, asomó al mundo, sana y hermosa.

   “Tenía que vivirlo para poder entender lo que se siente. Tenían razón: pese a todo lo que uno pueda imaginarlo, el momento de tenerla en brazos no tuvo comparación”, reflexiona, y agrega: “Mi vida cambió para bien y para siempre”.

   En el nacimiento, dos sensaciones aparecieron de golpe. Alivio cuando escuchó el llanto después de la media hora en que demoró la cirugía, y una mezcla de alegría y satisfacción cuando, a los pocos minutos, se la “entregaron”.

   “Por suerte las primeras semanas las pude vivir a tiempo completo en familia y me siento agradecido porque está muy bien. Claro que empecé a trabajar y la extraño, pero en casa la cuidan las mejores manos, las de Viviana, su mamá”, señala.

   Me alegra pensar que Corey, además de nuestro amor, tiene el de sus cuatro abuelos, todos en Bahía, que están “babosos” y muy felices.

   “Para mí y para toda la familia este domingo será un día especial. Puede parecer una frase armada, pero el mejor regalo se llama Corey”, concluye.

 

Mariano Álvarez / “Aprendí a vivir para otra persona”

   Mariano Alvarez, periodista de BVC, se emociona casi hasta las lágrimas cuando habla de Ramón, ese milagro que llegó al mundo el 3 de febrero pasado en el Hospital Privado del Sur.

   “Hace cuatro meses que aprendí a vivir para otra persona”, resume, con una sonrisa de oreja a oreja y agrega que, inevitablemente, cuando observa a su hijo, puede ver en él una gran parte suya.

   “Me veo reflejado, es algo que no puedo creer todavía”, señala. 

   Lorena, su mujer, se sometió a una cesárea en una jornada calurosa al extremo. 

   “La gente entraba al hospital agobiada de tanto calor. Y yo recuerdo algo muy extraño: un aire helado corriéndome por todo el cuerpo”, rememora.

   Mariano hubiese dado cualquier cosa por poder ingresar a la cirugía. No fue posible.

   “Eso sí, cuando lo vi por primera vez... ¡Qué puedo decir! Me costaba creer que fuera mi hijo”, evoca.

   Volver a trabajar significó extrañar al bebé en todo momento.

   “Quiero terminar rápido con mi tarea y volver pronto a casa”, advierte.

   Claro, con Ramón, Mariano debutó con su título de papá.

   “Siempre me preguntaba qué sentirían mis amigos, cómo era esa sensación de ser padre. Observaba mucho la vida de los que tienen la suerte de tener hijos. Hasta llegué a preguntarle a mi propio padre”, recuerda.

   Pero nada bastó. En realidad, sí. Fue cuando tuvo al bebé en sus brazos... todas las sensaciones se mezclaron y entendió la respuesta.

   “Soy de los hombres más felices del mundo”, define. Y reitera: “Sí. Me siento el más feliz”.

 

   Maximiliano Allica / “Aprendí a amar de una forma que desconocía”

   Maximiliano Allica recuerda los nacimientos de sus hijos, Gregorio y Eva, como muy “movilizadores” y asegura que, desde entonces, aprendió una forma de amar que desconocía.

   “Es indescriptible la felicidad que brindan las sonrisas de los hijos, no tienen comparación”, sostiene, mientras trae a la memoria el pasado 14 de febrero, cuando Eva llegó al mundo y pudo ingresar a la cesárea programada.

   “Prácticamente la vi asomarse a esta vida y hasta tengo una foto espectacular de ese momento”, cuenta.

   Con la llegada de Gregorio, el 26 de septiembre de 2015, y tal vez por su condición de principiante, rompió en llanto como un chico apenas lo vio.

   “El parto fue un poco de urgencia y esperé fuera del quirófano, con gran ansiedad”, recuerda.

   Lo sorprendió el tamaño de ese bebé hermoso y saludable: pesaba más de 4 kilos y medía 55 centímetros. 

   “Ahora, con ellos, entiendo de qué se trata el desprendimiento”, resume. 

   Claro que no todo es color de rosa.

   “El mayor es muy rebelde, me resulta difícil hacer que se comporte en determinadas situaciones y, a su vez, dejar que su personalidad se vaya desarrollando tal como es”, reflexiona.

   Y aclara: “Cuando lo reto me siento más terrible yo que él”.

   Esta etapa lo encuentra a “Maxi” trabajando mucho en La Nueva y LU2.

   “Por eso trato de disponer de las pocas horas libres de la semana para estar con mi familia. Casi no me comprometo con otras actividades”, asegura. Y bien que vale la pena.

   "Entiendo de qué se trata el desprendimiento”, dice Maxi.
   

   Emmanuel Briane/ “Nos largamos a llorar como locos”

   Emmanuel Briane es reportero gráfico de La Nueva. desde hace casi 8 años, oriundo de Saavedra y papá primerizo. Su esposa, Eliana Magalí Soubelet comenzó a tener contracciones a las 6 de la mañana del 26 de febrero pasado y Álvaro nació a las 13.11, por parto natural con 3.260 kg.

   “Al principio estábamos medio asustados. Cuando salió nos largamos a llorar como locos, ya mas relajados”, cuenta.

   “La espera fue con mucha ansiedad ¡y con toda la familia en la vereda del hospital!”, comenta.

   Ellos apoyaban desde afuera para dar privacidad a los recién estrenados papás, quienes deseaban que todo se diera a la manera de un encuentro íntimo.

   “Lo más lindo de ser papá es saber que vas a llegar a tu casa y te va a estar esperando, va a estar contento cuando llegás y ya se empieza a reír. Lo mejor es saber que hay alguien que depende 100 % de vos", dice.

   "Lo peor es el miedo a no ser lo que él necesite o no poder cumplir con cosas básicas que le hagan falta. Uno antes no tenía miedo a nada y ahora tenés miedo a la responsabilidad de tener un hijo", comenta.

   Desde que la mamá Álvaro volvió a su empleo, Emmanuel lo cuida todas las mañanas. 

   “Me sorprende que me guste tanto cambiarle los pañales. También es lindo bañarlo. Son dos momentos que disfruta y se ríe mucho”, contó.

   Con Eli estuvieron 10 años de novios y se casaron el 10 de noviembre de 2016.

   Dice que para el Día del Padre pidió una Play -consola de videojuegos- pero no le hicieron caso.

   “Con una torta está bien”, remata.

   “A veces cuando somos chicos sentimos que nuestros padres tienen conductas asfixiantes pero cuando somos papás, y tenemos esa responsabilidad, los entendemos mejor. Si bien uno puede buscar no repetir eso sus propios hijos, es difícil contener esas conductas”, dice.

   Mario Minervino: la reflexión en primer persona de un multipapá 

   Gabriel García Márquez escribió una vez que la mejor profesión del mundo es la de periodista. Yo me animo a decir que la más difícil es la de ser padre. 

   Uno no lo sabe hasta que le toca ejercerla. O mejor expresado, a medida que empieza a ser consciente de la responsabilidad que significa criar a un hijo, estar a cargo de su educación y, sobre todo, asumir todo lo que está en juego a partir de nuestra conducta, de la manera de plantarnos frente a semejante situación de vida.

   Tener muchos hijos no es un mérito y lejos está de acercar a alguien a la posibilidad de ser un buen padre. La calidad de la paternidad radica en muchas otras cuestiones, más profundas, más delicadas, más complejas.

 Foto: Mario, Lucas, Luciano, Aldana, Pedro, Mateo, Isabella. De 32, 31, 29, 23, 17, 15 y 10 años.

   El juicio de ser o no un buen padre le corresponde a los hijos, a nadie más. Si esa situación se definiera por el amor que se siente por ellos, por la prioridad que se les da en la vida personal, por la dedicación diaria a sus situaciones, por la disposición a estar junto a ellos, por la voluntad de serles útil, por la buena voluntad; es posible que tenga alguna chance de lograr esa consideración.

   Si se mide de manera más estricta, por la capacidad de poner límites, de darles un ejemplo en todo lo que uno hace, de modelarlos, es más seguro que esté cerca de un resultado no demasiado favorable, propio de mis muchas imperfecciones.

   Porque el papel de padre exige una formación y una perfección que muchas veces está lejos de nuestras posibilidades. Requiere una paciencia y un equilibrio que no siempre está cerca. Una sabiduría que muchas veces se va encontrando con el tiempo, con la experiencia y con los errores.

   Tener muchos hijos, cada uno con su carácter, su personalidad, sus formas, es una experiencia única, una riqueza. En la sociedad actual no es habitual encontrar familias tan numerosas, lo cual en general nos pone en el centro de la escena, en la curiosidad de muchos.

   Pero no tiene nada de extraordinario, ni tampoco significa que uno sea el mejor de los padres. Es, sin embargo, una suerte de enorme mundo en el cual uno se sumerge y disfruta de manera especial. Es una satisfacción que se lleva muy adentro, una felicidad que excede cualquier explicación.

   Cuando es el día del Padre en general pienso en cuanto les debo a cada uno de ellos. En todo el sentido de la expresión. Como persona, por lo que me enriquecen cada día, por lo que brindan, por lo que son. Por todo los que les debo y espero poder darles.

   Mi sueño, mi gran sueño, es haber sido importante para ellos. No una guía ni un ejemplo. Sino alguien que les fue útil, que ha tenido una buena consecuencia todo el amor que tengo por ellos, que nada es más trascendente en mi vida.

   Si eso pasara, sabría que aún a pesar de ser la profesión más difícil, quizás pudimos estar a la altura de las circunstancias. Haber dado la talla.