Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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El club Estudiantes, un centenario lleno de espíritu

El albo cumplirá pasado mañana 100 años. La historia  y el presente de una institución que es parte del ADN basquetbolístico de la ciudad.

Fotos: Sebastián Cortés-La Nueva.

Por Nicolás Batista / nbatista@lanueva.com
(Nota de edición impresa)

   ¿Qué es lo que te hace perdurar en el tiempo?, ¿por qué un club puede alcanzar 100 años de vida? Las preguntas son un disparador necesario para encontrar razones, que las hay siempre. Esta vez, puede ser el espíritu.

   De acuerdo con su significado bíblico, el espíritu “infunde vida al cuerpo”; siendo abstracto, lo hace subsistir. No obstante, no sólo las personas cuentan con él. Los sitios y los recuerdos también lo tienen. Definirlo es complejo, pero no imposible.

   Pasado mañana, 21 de marzo, el club Estudiantes cumplirá 100 años y “La Nueva.” trató de reflejar su espíritu.

   Fundado como Centro de Estudiantes Secundarios, y adquiriendo su actual nombre en abril de 1927, el albo recorrió un largo camino durante este centenario, con gloria, tristezas y esfuerzos.

   La grandeza de Estudiantes, por su ubicación y su infraestructura, masificaron los valores de un club normal, fomentando a gran escala el compañerismo, la amistad y el sentido de pertenencia.

   “Nosotros, de jóvenes, estábamos todo el día en el club. Eso genera cosas. Tenemos una peña de amigos desde hace 50, 60 años, quienes nos reunimos siempre”, explicó Aldo “Bebe” Storti quien, con apenas 8 años, vio cómo empezó a construirse "su" club.

   “Cuando el club vino al barrio estábamos contentísimos con mis amigos. Uno lo quiere con todo el corazón”, expresó con sentimiento Bebe, definido por muchos como el alma del albo, ya que se crió allí, fue jugador, dirigente, colaborador, gerente y, lo más importante, hincha.

   “El club me enorgullece. Fue pionero en muchas actividades como bowling y gimnasia deportiva para damas, entre otros deportes. Uno pasaba mucho tiempo ahí”, recordó Storti.

   Precursor de disciplinas y proyectos, Estudiantes fue eje de grandes barriadas.

   “Teníamos la pileta. En ese momento sólo estaban las de Liniers y Argentino. Toda esta parte, barrio San Martín, Noroeste, venía mucho a la pileta. En realidad, de todos los alrededores”, aseguró Bebe.

   Ese bien, que explotaba en la época estival, fue uno de los que la entidad tuvo que desprenderse cuando sufrió una profunda crisis económica, producto de malas gestiones dirigenciales (que ni merecen mencionarse) que, con el paso del tiempo, lo llevaron a abandonar el profesionalismo en el básquetbol. Ese que lo tuvo como subcampeón en la temporada 1990/1991 de la Liga Nacional, y por donde pasaron figuras como Emanuel Ginóbili, Hernán Montenegro, Jorge Faggiano, Juan Alberto Espil o Marcelo Richotti, entre otros.

   Sin embargo, el espíritu basquetbolístico en el albo no se reduce al profesionalismo, sino al valor de identidad que le dio a Bahía Blanca.

   El grito por Estudiantes resonando en cada rincón y las cálidas jornadas de los clásicos con Olimpo, a estadio lleno, fueron las bases del surgimiento del ADN de la ciudad: la Capital del Básquetbol.

   En esa identidad existe una figura que trasciende y vive en los recuerdos estudiantiles y bahienses: Alberto Pedro Cabrera.

   “Beto llevaba el básquetbol muy, muy (sic) adentro. Siempre era el primero en aparecer en el entrenamiento; si andaba mal en un partido, al otro día iba al club y se ponía a tirar al aro. Era una figura tal que es imposible de poder definir”, contó Bebe Storti sobre el mejor deportista bahiense del Siglo pasado.

   Quizás sea complejo reflejar en frías palabras su simbolismo para con un club (en realidad, para con una ciudad) que lo vio nacer en sus pasillos más internos y disfrutó de sus triunfos (9 torneos argentinos con Buenos Aires, 12 provinciales con Bahía y 17 títulos locales con el albo) y de su don humano. Valores albos universales que también tuvieron su ejemplo, por caso, en René Giménez.

   “Fue el primer basquetbolista bahiense que comenzó a ejecutar tiros en suspensión (jump shot) y en utilizar cortinas falsas”, redactó por entonces la pluma de Enrique Nocent. Imágenes grabadas sobre el piso (de polvo, baldosa y luego parquet), tribunas y techo del estadio Osvaldo Casanova, inaugurado en 1939 para ser sede del 11º Campeonato Argentino de Básquetbol y sitio de innumerables acontecimientos, deportivos y de los otros, como circos, actos políticos, conciertos y hasta ¡corrida de toros!

   El Casanova, un emblema albo que, casi 8 décadas después, y en cada uno de sus rincones exhibe el espíritu de Estudiantes, que está de festejo.

Consolidado y con futuro prometedor

   **"El presente del club es bueno, porque está permanentemente activo y no tenemos problemas económicos. El club está consolidado", aseguró Alejandro Armendáriz, actual presidente de Estudiantes.

   **"Estamos haciendo todo un análisis del Casanova y lo que habría que hacer para mantener todo lo que es el techo. Es algo bastante caro, pero lo tenemos que afrontar porque es patrimonio de la ciudad", expresó Armendáriz.

Estudiantes-Olimpo, varios homenajes y muchos recuerdos

   **Pasado mañana, desde las 18.30 en el Osvaldo Casanova, el club Estudiantes iniciará formalmente sus festejos. El acto tendrá distintos homenajes (izamiento de camisetas, entrega de plaquetas), una muestra fotográfica y finalizará con el clásico Estudiantes-Olimpo, válido por la segunda fecha del torneo local. La entrada será libre y gratuita.