Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Motos, alcohol, imprudencia

Una muerte más en la ciudad, como consecuencia de un accidente vial. Un accidente difícil de calificar como tal, desde el momento en que las condiciones físicas de uno de los conductores era inapropiada para conducir.
Como resultado del hecho falleció un joven de 17 años, que manejaba una moto y que resultó con heridas fatales luego de ser impactado por un Peugeot 306, cuyo conductor tenía 1,31 gramos de alcohol en sangre, el triple de lo permitido.
Lo ocurrido se emparenta con un evento similar ocurrido el primer día de este año, cuando un hombre que conducía su vehículo -a excesiva velocidad y alcoholizado- atropelló a un muchacho de 18 años, quitándole la vida.
Los dos hechos han puesto una vez más en el tapete la conducta de miles de personas que siguen sin tomar conciencia de los riesgos que implica conducir luego de haber bebido, incluso “una simple” copa de vino o de cerveza. Como si creyeran que no los afecta o que nada malo puede ocurrir.
Un conductor con alcohol en su cuerpo es una persona que ha perdido parte de sus inhibiciones -efecto inmediato de la bebida en el cerebro- y tiene disminuidos sus reflejos, su visión, su equilibrio y sus percepciones de distancia y tiempo.
Por eso llevar adelante un vehículo, a velocidad inadecuada, en horarios a veces inconvenientes, es una irresponsabilidad que pone en riesgo no sólo la vida propia, sino la de terceros que en general están desprotegidos.
Si bien existen diferentes legislaciones en el mundo, en nuestro país se considera que con más de 0,5 g/l no se está con condiciones de conducir. Los especialistas aseguran que con 0,2 ya existe un grado de despreocupación que peligroso.
En nuestra ciudad se realizan frecuentes controles de alcoholemia, con la singuralidad de que los porcentajes de resultados positivos (entre 5 y 7%) son reconocidos como de los más bajos de la provincia, lo cual, a la hora de la verdad, poco y nada dice.
Es muy complejo pensar que se pueden instrumentar controles en toda la ciudad, todas las horas, para evitar que haya conductores en la calle con alcohol en su cuerpo. 
Se necesitan más campañas, más educación, más criterio personal, más responsabilidad. Es un cambio por el cual debe lucharse cada día.