Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Cestos de residuos para cumplir con la disposición municipal

El Centro de Formación Laboral Nº 1 ofrece la producción de su taller de herrería. Se reciben pedidos en Rivadavia 316, de lunes a viernes, de 8.30 a 17. Hay diferentes diseños y variadas alturas. Los vecinos pueden elegir.

Natalia Miguel
nmiguel@lanueva.com


El Centro de Formación Laboral Nº 1, conociendo la ordenanza municipal que exige la colocación de canastos para los residuos en los frentes de las viviendas, decidió ofrecer a la comunidad los productos realizados en sus talleres.
Los interesados pueden canalizar su pedido acercándose a la sede ubicada en Rivadavia 316, de 8.30 a 17.
Allí podrán elegir el modelo de su interés y obtener los cestos a valores más bajos que el resto del mercado.
De esa manera, los vecinos cumplirán con la disposición comunal y al mismo tiempo estarán colaborando con la institución y los chicos que aprendieron el oficio y trabajan en el taller de herrería, bajo la supervisión del maestro Alejandro Pacheco.

Certificaciones.

En tanto Mónica Bustos, directora del CFL desde el 17 de agosto de 2016, dijo que la institución adoptó otras iniciativas, que se enmarcaron dentro de la política educativa actual.
En este sentido, sostuvo que una de las características que se implementaron con muy buenos resultados fue el acceso de los chicos a cursos, donde recibieron certificaciones de oficios.
"Primero tuvieron que cumplir con la etapa de aprendiz para luego acceder a la capacitación más completa", dijo.
Indicó que los estudiantes, en la sede de calle Rivadavia casi esquina 25 de Mayo, inician su recorrido de aprendizaje por los talleres de armado y servicio, dado que funcionan muy cercanos al equipo técnico y a la dirección.
"Así se tiene una mirada general de los nuevos alumnos, para descubrir sus habilidades y competencias, evitando las frustraciones", comentó.
Luego dijo que las orientaciones continúan hacia las áreas de carpintería, herrería y marroquinería. Este último está vinculado con la tapicería y la realización de toldos.
El aspecto económico fue otro de los temas abordados por la directora.
"Se trata de la autogestión. La producción se vende o se hacen trabajos a terceros. Está permitido dentro de la normativa y hace que los talleres puedan solventarse al menos en parte. Es muy complicado que el dinero sea el suficiente. Por eso apelamos a otro tipo de actividades para reunir fondos y contamos con el apoyo de una cooperadora".
También remarcó que, de acuerdo a la ley que regula el servicio, hay un porcentaje de la venta que se destina a los chicos. "Es un incentivo. Ellos se muestran felices porque sienten que su trabajo es valorado", enfatizó.

Capacitación.

Bustos manifestó que los alumnos, con las certificaciones correspondientes y la suficiente capacitación, luego pueden salir al mercado laboral, en una condición de dependencia o en forma privada.
"De todos modos, la situación es complicada porque hay mucha competitividad", dijo.
La matrícula está compuesta por jóvenes con capacidades diferentes, desde el orden intelectual y motores. Además hubo chicos con ceguera y sordera.
En total asisten 60 adolescentes, que son atendidos por 15 personas.
La parte pedagógica se cumplimenta en el horario de la mañana, con maestras especializadas que refuerzan las medidas, mientras que a la tarde se realiza el aprendizaje de los oficios en los talleres ubicados en la parte trasera del edificio.