Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Aeropuerto: una línea necesaria

Desde hace dos años, el aeropuerto local ha comenzado finalmente su crecimiento, con un aumento en la cantidad de vuelos y nuevas rutas y destinos, luego de décadas de postergación y olvido, que habían puesto a la aviación como una alternativa de transporte poco menos que inexistente.
Se ha quebrado finalmente la ruta Bahía Blanca-Buenos Aires como única existente y se han recuperado vuelos al sur argentino, una carencia ilógica para la ciudad, llegando ahora a Comodoro Rivadavia y Ushuaia. También se han agregado destinos como Neuquén, Bariloche y Mar del Plata.
Si bien estas propuestas estás sostenidas por una demanda y una necesidad, también es cierto que han entrado en juego otros factores. La excesiva concentración de servicios por parte del aeroparque metropolitano -la mayoría de los vuelos se debían abordar en esa terminal- ha derivado en el colapso de ese sitio, obligando a suprimir escalas.
Pero además han entrado al mercado nuevas líneas aéreas, del tipo low cost (“bajo costo”), que ya funcionan con éxito en Estados Unidos y Europa, y que conforman una alternativa completamente viable y segura, que abre la competencia y se convierte en una revolución para el sector.
Quedan ahora por resolver algunas cuestiones más de entrecasa, relacionadas con este crecimiento. 
Por un lado, las necesarias mejoras en el aeropuerto, las cuales han sido anunciadas para este año, atento a que actualmente llegan a coincidir en la pista hasta tres naves.
El otro punto que la Municipalidad debe atender es la posibilidad de disponer de una línea de ómnibus para el traslado de los pasajeros, de modo de quebrar la hegemonía de taxis y combis, servicios que, por sus costos, han quedado desproporcionados en relación con las tarifas aéreas. 
Así, por caso, un taxi desde el centro hasta el aeropuerto tiene el mismo costo que el pasaje aéreo a Mar del Plata. 
La municipalidad tiene, desde hace casi un año, la propuesta de una empresa local para instrumentar esa prestación. 
Más allá de una posible licitación entre interesados en prestar ese servicio, lo que no se condice con los tiempos es la demora en tomar una decisión que permita generar una alternativa que, a esta altura, nadie discute como necesaria.