A mi amigo Pepe

Redacción de La Nueva.

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Despedida. El aviso dirá que partiste al encuentro con “el Señor” un día 30 de julio, pero nosotros, a quienes honraste con tu amistad, sabemos que solo cerrando los ojos te seguiremos viendo entrando al bar donde nos reuníamos lunes, miércoles y viernes, donde nos hablabas de tu esposa, hijos, nietos y orgullosamente de tus 13 bisnietos. Seguramente, ahora le estarás contando lo mismo al Altísimo allá en el Cielo, donde van los hombres buenos como vos. Pepe. “El recuerdo es el único paraíso del que nunca podremos ser expulsados” y vos sos el mejor recuerdo que podemos tener tus amigos, por eso no te despedimos con el litúrgico minuto de silencio, sino con un estentóreo y prolongado aplauso que se escucha allá en el Cielo, donde estarás junto a nuestro Dios. Nosotros seguiremos escuchando en el desierto la cristalina voz de un río que nos llama, que es el símbolo que selló nuestra amistad. Descansá en paz, amigo.