Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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En octubre, el gasto público creció por debajo de los ingresos

La evolución de los recursos y las erogaciones gubernamentales permitirían llegar a la meta de déficit fiscal para el año en curso. El blanqueo de capitales de principios de 2017, una de las claves para conseguirlo.
Martín Redrado.

Por cuarto mes consecutivo, el gasto del sector público nacional evolucionó a un menor ritmo que los ingresos, la clave para que el déficit primario -ingresos menos gastos públicos sin contar intereses de la deuda- cerrará en un 2,84 por ciento del PBI si se incluyen el producido por el blanqueo de capitales, de acuerdo con un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).

“Considerando además los intereses de deuda, que acumulan el equivalente a un 1,73 % del PIB, el déficit fiscal a octubre equivale al 4,21% o 4,57% del PIB según se incluyan o no, respectivamente, los ingresos del blanqueo”, acotó el Iaraf.

El resultado del décimo mes del año es producto de un gasto público que crece a un ritmo inferior con respecto a los ingresos, de acuerdo con el análisis realizado por el Instituto con sede en Córdoba capital.

Así las cosas, el gasto público, con una tasa de crecimiento inferior a la del mes pasado, mostró el aumento más bajo en lo que va del año: un 6%, que medido en términos reales (descontada la inflación) implica en realidad una caída del gasto primario de un 13,8%.

En consecuencia, en el acumulado de los primeros diez meses del año el gasto primario real registró una caída de un 1,3% interanual. Frente a ingresos totales (sin rentas del BCRA) que crecieron un 3,6 % en términos reales en igual periodo, el déficit primario se redujo, también en términos reales, resultando un 24,3% menor al de igual periodo de 2016.

Durante este año resulta clave destacar dentro del gasto total el comportamiento del rubro intereses de la deuda (netos de aquellos intra-sector público), que en octubre volvieron a superar ampliamente la velocidad del gasto primario.

“Pese a una leve desaceleración registrada en el mes de septiembre, los mismos resultaron en octubre un 88,3% más altos que en igual mes del año 2016. En el acumulado anual, los intereses crecen a un ritmo nominal del 78,7% que se traduce en un crecimiento real del 42,6%”, advierten desde el organismo cordobés.

Al adicionar los intereses de la deuda pública, se obtiene el concepto gasto total, el cual creció en el décimo mes de 2017 un 12,2% interanual, y consecuentemente cayó también en términos reales, un 8,7%.

El peso de los intereses

La caída real del gasto total es producto del desempeño en el mes de octubre del gasto primario (corriente y de capital), dado que los mismos representan el 87,2% del gasto total ejecutado en el correspondiente mes. Por su parte, los intereses de deuda significan el 12,8% remanente del gasto total mensual.

En los primeros diez meses del año se acumuló una diferencia entre ingresos y gastos totales

(déficit fiscal) que resultó un 16,7% más elevada que la de los primeros diez meses del 2016 (o bien una caída de -6,1% si se la mide en moneda constante).

“De excluir los ingresos provenientes del blanqueo de capitales, que comenzaron a operar en

octubre del año 2016 y tuvieron vigencia hasta marzo de 2017, la variación interanual mensual del resultado fiscal habría significado 6,2 puntos porcentuales menos que la variación efectiva (-26,3%).

Hacia el interior del gasto, más precisamente, dentro del gasto primario corriente, se resalta que hubo componentes clave que con su caída nominal posibilitaron la fuerte desaceleración de las erogaciones del mes de octubre.

Los más destacados volvieron a ser los subsidios económicos, que en el acumulado de lo que va de 2017, cayeron un 22,9%, que, una vez descontada la inflación, significan una baja en términos reales del 37,9% en lo que va de 2017 (enero a octubre del corriente contra igual mes del año anterior).

El único rubro del gasto corriente que mostró crecimiento real (+9,8%) en octubre fueron las prestaciones sociales: jubilaciones, pensiones, asignaciones y programas sociales.

Por el contrario, el aumento en moneda corriente del resto de rubros (gastos de funcionamiento, transferencias a provincias) fue inferior al crecimiento interanual de los precios, por lo que terminaron mostrando variaciones reales negativas.

Como consecuencia, el gasto corriente de octubre resultó con un poder de compra un 10% más bajo que el de igual mes de 2016. En los primeros diez meses de 2017, el gasto corriente real es levemente inferior al de igual periodo de 2016 (apenas un 1% menor).

Por el contrario, los gastos de capital acumularon al décimo mes del año un crecimiento nominal del 20,4%, equivalente a un a caída real del 4,1% en el período en comparación con igual lapso de 2016. Los aumentos más pronunciados, transcurridos los diez meses del año, aún medidos en términos reales, se verificaron en la obra pública relacionada a educación (+105,8%), transporte (+20,9%) y servicios de agua y cloacas (+18,4%).

Por su parte, en los primeros 10 meses del año pudieron apreciarse caídas en términos reales respecto a igual periodo de 2016 en los siguientes rubros: energía (-40,6%) y vivienda (-7,5%).

Metas de déficit

Las metas trimestrales propuestas por el Ministerio de Hacienda en lo que respecta al resultado primario nacional, para el cuarto trimestre del año 2017 estipulan la posibilidad de un déficit equivalente al 1 % del PBI, que junto a los objetivos trazados para los primeros trimestres del año significaría un 4,2% para todo el año.

En el primer mes de este último trimestre, el resultado primario efectivo representó 0,3% del PBI por lo que el déficit primario acumulado a lo largo del corriente año equivalió al 2,5% del producto.

Cabe notar que en cada uno de los trimestres anteriores, se sobrecumplió la meta de resultado primario. Consecuentemente, aun cuando en el próximo bimestre se replique el comportamiento fiscal observado el año pasado (sobre todo en diciembre cuando se “adelantaron” gastos del siguiente año), dado el “colchón” de sobrecumplimiento de los pasados trimestres, resulta altamente probable que al cierre del año se pueda lograr el cumplimiento del objetivo, en línea con lo planteado en el proyecto de presupuesto 2018, donde se estima un cierre 2017 del orden del 4% del PBI.

En caso de verificarse este escenario, habrán resultado clave los ingresos por el blanqueo entre enero y marzo de 2017, equivalentes al 0,4% del PIB, y sin los cuales el déficit primario 2017 cerraría en 4,3% del PIB.

La tasa no sirve

El déficit fiscal exige financiamiento vía emisión de dinero, entre otras fuentes, entre otras, el endeuamiento externo, la que es esterilizada por el BCRA a través de una mayor tasa de interés de referencia.

A través de esta operación, se busca absorber los pesos excedentes, de manera de amortiguar el impacto inflacionario.

En las últimas dos semanas los resultados del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) llevado adelante por el Banco Central de la República Argentina habían elevado la proyección de inflación para fin de 2017 de 22% a 23% para el IPC a nivel nacional.

Pero para el economista, consultor y expresidente del BCRA Martín Redrado, esto no es suficiente.

“La tasa de interés es un instrumento muy débil para anclar las tasas inflacionarias”, señala Redrado, quien destaca que pese a que la meta del BCRA es del 17% de inflación anual, su equipo estima que esté en el orden del 23%.

“En Argentina el canal poderoso del Banco Central es el tipo de cambio, ya que está en un proceso de apreciación y esto le pone un techo a los productos importados”, apuntó.

“Lo que baja la inflación es el techo que se le pone al tipo de cambio con lo cual los sectores productivos y manufactureros están complicados”.

No todo brilla

Por otro lado, según Redrado, una de las principales características de este nuevo escenario económico global es la selectividad.

“El mundo ha dejado de tomar a América Latina como un paquete. Lo que se ve es cada vez una mayor sofisticación.

“Ya desde Nueva York la región no se ve como un todo”.

Esa selectividad se traduce en diferenciación de países y de sectores.

Algo que Redrado considera importante entender al momento de analizar el crecimiento en nuestro país, porque afirma que “no todo lo que brilla es oro en Argentina”.

Si bien el pronóstico de crecimiento es del 2.9%, Redrado apunta que algunos sectores crecerán un 6% y otros un 1%.

Los más beneficiados van a ser el agro, la energía, los bancos y servicios financieros, la construcción e ingeniería civil, las telecomunicaciones y la ingeniería.

Argentina se pliega en términos generales al contexto de Latinoamérica por el gradualismo fiscal, el Banco Central con metas de inflación, el tipo de cambio flotante y la apertura económica.

Sin embargo, Redrado apunta dos problemas: el financiamiento a través de deuda y el esquema de metas de inflación fijado por el Banco Central.