Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Villa Ventana: una joya natural de belleza, tranquilidad y seguridad

Esta población serrana del distrito de Tornquist está ubicada sobre la ruta provincial 76, a solamente cuatro kilómetros del Parque Provincial que está al pie del abra de la Ventana.
Villa Ventana: una joya natural de belleza, tranquilidad y seguridad . Turismo. La Nueva. Bahía Blanca

Un total de 200 hectáreas de frondosa y variada arboleda, plagada de pájaros, la distinguen del resto de su bellísimo entorno.

Una de la condiciones sin dudas más codiciadas por quienes llegan a conocerla o regresan una y otra vez, es la suma de tranquilidad que invita al descanso y la seguridad que completa un absoluto y completo bienestar.

Villa Ventana está abrazada por dos cursos de agua y custodiada por los cerros más altos del sistema que le otorgan un marco único e imponente.

A punto de cumplir 70 años de vida, se muestra hoy orgullosa de su permanente crecimiento y evolución producto del trabajo y empeño que sus habitantes le dedican a diario.

Villa es una localidad pequeña, con ese distintivo especial que solo brindan sus vecinos a quienes los visitan, donde la amabilidad y sencillez se evidencian en todos lados y hace que quienes la conozcan deseen regresar siempre.

Las actividades están a disposición de todos: deportes, excursiones, cabalgatas, caminatas, entre muchas más, para todas las edades.

Los alojamientos son muy variados y predominan las cabañas. De todos modos se emplazan hoteles, casas, bungalows y hasta campings con tarifas acordes a cada presupuesto.

En gastronomía sucede lo mismo: un abanico de posibilidades muy importantes con opciones sencillas hasta platos sofisticados y artesanales exquisitamente preparados, más allá de las tradicionales casas de té con tortas, postres, dulces y todo lo imaginado para deleitar el paladar.

Si visita esta villa, no se puede perder las delicias de los pasteleros o de los comercios de productos artesanales, desde vinos y cerveza hasta quesería y chacinados.

Como si esto fuera poco, resultan interesantes las visitas que conllevan a conocer en profundidad el lugar, su historia y sus raíces.

Sendero de los Recuerdos

Está emplazado a 460 metros sobre el nivel del mar, al pie del sistema de Ventania rodeado de sierras, en un paraje llamado El Páramo, dentro del ejido de la villa.

El museo contiene datos, documentos, fotografías y elementos como vajilla, muebles que pertenecieron al “Gigante Caído”, como se lo denominó al Ex Club Hotel y Casino Sierra de la Ventana, historia tangible de un pasado de esplendor del que hoy solo se erigen las ruinas como mudos testigos de esa realidad.

Son tres salas que exhiben la historia y su evolución como se pueden apreciar en los paneles explicativos sobre los pobladores, fotos de sus distintas épocas y objetos que marcan momentos muy precisos de la vida de esta población.

Todo esto unido a la explicación que sus moradores brindan a los visitantes, completando y enriqueciendo aún más el conocimiento de los que acceden al lugar.

Con fino gusto, muebles de estilo y confort

“El ex-Club Hotel Casino fue diseñado con finísimo gusto y equipado con muebles de estilo, vajilla de porcelana, cubiertos de plata, cristalería acorde y blanco de hilo bordado. Asimismo sus pisos estaban realizados en mármol de Carrara en pequeños trozos de forma octogonal que combinaban los colores, celeste y blanco; Este Hotel Casino fue distinguido como el mejor de Sudamérica. Indudablemente se trató de una obra faraónica.

Su inauguración fue el 11 de noviembre de 1911, fiesta que tuvo su inicio a las 11, preparando un vasto menú de exquisiteces dignas del evento. Asistieron figuras del quehacer político, religioso y empresarial .???El? esplendor del hotel duró muy poco ya que una ley estatal prohibió los casinos y este fue el hecho primordial de su caída.

Varios años pasaron luego de su cierre hasta que pasara a manos del Estado.

Como hecho destacable fue el albergar a los sobrevivientes del acorazado Graf Spee, hundido en aguas argentinas durante la Segunda Guerra Mundial.

Ya muchos años más tarde, promediando la década del 80, fue entregado en concesión a una empresa para su refacción y puesta en funcionamiento y en una trágica madrugada se incendió, quedando solo sus ruinas como mudo y espectral testigo de un tiempo de gloria que no pudo ser y mucho menos perdurar.

Hoy se realizan visitas guiadas con especialistas que relatan la historia.