Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Caso Barragán: confirmaron la preventiva de uno de los acusados

La Cámara Penal rechazó un recurso presentado por la defensa de Gastón Figueroa, sospechado de tomar parte en el asalto ocurrido el pasado 31 de julio y que terminó con la vida del joven comerciante del barrio Noroeste.
Gabriel Figueroa está acusado del robo agravado por el uso de armas, que prevé una pena de 5 a 15 años de prisión.

La declaración de al menos cuatro testigos, que ubican al sospechoso en el lugar del hecho al momento del delito, o en las inmediaciones minutos antes o después, fue determinante para que la Cámara Penal confirmara la prisión preventiva de Gastón Nicolás Figureoa, uno de los dos acusados de tomar parte en el asalto que terminó con el homicidio del comerciante Ramiro Germán Barragán.

De esa manera se rechazó un recurso presentado por el defensor oficial Sebastián Cuevas.

También está con prisión preventiva de primera instancia -dictada por la jueza Gilda Stemphelet-, Juan Manuel Ortiz, supuesto autor material del disparo que terminó con la vida del dueño del negocio ubicado en Líbano y Patricios, la noche del 31 de julio pasado.

El fallo de la Cámara fue dictado por la Sala II, integrada por los jueces Guillermo Emir Rodríguez, Alfredo Hernán Mones Ruiz y Guillermo Petersen.

Los camaristas opinaron que los testimonios aludidos, al menos en esta etapa de investigación, “cobran especial relevancia cargosa” para establecer la intervención de Figueroa en el gravísimo delito.

Una de las testigos -no se los identifica por razones de seguridad- no dudó en identificarlo frente al negocio, al momento del robo. Dijo que es vecina y cliente y que cuando estaba llegando al comercio “escucha un disparo, ve un tumulto y que sale corriendo un sujeto con el casco colocado en la cabeza, con una campera negra (sería Ortiz)”.

Relató que el ejecutor del tiro se subió a una moto negra que estaba al mando de Figueroa. “Está segura” de que era él porque lo conoce del barrio y que ambos pasaron al lado de ella.

Un hombre, por su lado, aseguró que conocía a los hermanos Barragán y también a los acusados. Esa noche vio a estos últimos en moto, “bajando muy rápido” por Blandengues en dirección a Chaco. Afirmó que Figueroa manejaba y Ortiz iba atrás con casco, aunque lo reconoció igual porque la moto, una Zanella negra, es de su propiedad. También dijo que iban en dirección a la casa de Mauro Costa (“El gordo Mauro”), suegro de Ortiz.

Más tarde -entre las 20.30 y las 21-, según el mismo testigo, la policía pasó en la misma dirección y al ratito vio a Ortiz corriendo por Chaco hacia Holdich.

¿Armaba una coartada?

El mismo testigo aseguró bajo juramento que un amigo suyo, cadete de una rotisería del sector, le confesó que la mujer de Figueroa, conocida como “Larocha”, fue a decirle “si podía salirle de testigo a su pareja para que declare que en el momento del hecho estaban justo ahí comprando”.

En sede de la fiscalía, el hombre reconoció su temor porque tanto “Larocha” como “el gordo Mauro” son “pesados”.

Una empleada de ese local confirmó que la mujer de Figueroa estuvo en el negocio y “con tono prepotente” pidió la “colaboración”.

Otra mujer que también aquella noche se dirigía al negocio de los Barragán observó al sujeto que estaba en la moto y, si bien no lo identificó, lo describió con la misma ropa que la primera testigo, que sí señaló a Figueroa.

No obstante dijo el sujeto demostraba actitudes “raras” porque cuando la vio “trató de disimular”, se colocó la capucha y simuló estar arreglando el vehículo.

Otro hombre que también conoce a Figueroa y a Ortiz, dijo que esa noche los cruzó a ambos en Líbano y Blandengues y ratificó que el primero de ellos manejaba y el otro iba como acompañante.

Sostuvo que poco después, al llegar a su casa -a dos cuadras del negocio de los Barragán-, escuchó un disparo.

“Los testimonios referenciados, cuya imparcialidad no aparece dubitada, provienen de terceros ajenos, vecinos del lugar, respecto de los cuales no se advierten razones para descreer de lo manifestado”, explicó la Cámara.

Señaló, en la misma línea, que de esa manera “se puede echar por tierra la versión del imputado de hallarse cenando en su domicilio al momento del hecho”.

También se caería la hipótesis previa -como cliente de una rotisería- porque, a criterio de los jueces, “existe una brecha temporal” entre la supuesta compra y el traslado de la comida a su casa, que se suma a la cercanía geográfica y al medio en que se desplazaban.