Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Silvia Braun: “Con el tiempo el dolor está incorporado, pero es muy difícil”

El doble crimen de María Victoria Chiaradía y Héctor Horacio Iglesia conmovió a la ciudad. “Por suerte tengo al asesino en la cárcel”, dice Silvia Braun, madre del joven, a poco de cumplirse 17 años del trágico suceso.
“Vicky” y Horacio, cuando nada hacía presagiar que delincuentes truncarían la felicidad que compartían.

“El otro día una hija me vio y me preguntó por qué estaba llorando y le dije 'estamos en agosto, quiero que me traigan a 'Hori'”.

La confidencia pertenece a Silvia Braun, ante la proximidad de otro aniversario de un hecho que le cambió la vida para siempre. Es que el venidero 27 se cumplirán diecisiete años del momento en que su hijo Héctor Horacio Iglesia y María Victoria Chiaradía fueron sorprendidos en la periferia de nuestra ciudad por delincuentes que llegaron a un sector ubicado sobre el Camino Sesquicentenario con la idea de robar un vehículo.

Siete días después, los cuerpos de los jóvenes de 19 años de edad, ejecutados a tiros, fueron hallados en un espeso monte de pinos situado en la zona de San Eloy, en el distrito de Coronel Suárez.

“Mi lucha fue en silencio, sin hacer política. Siempre utilizando mi propio apellido”, dice la mujer, haciendo tácita referencia a la no utilización de la identidad y profesión de su marido, el entonces comisario inspector Héctor Iglesia.

“Estoy con una enfermedad terminal, pero por suerte tengo al asesino en la cárcel, espero que no lo liberen. Yo, por las dudas, cada tres meses voy a corroborar si sigue allí”, dice Silvia, quien asegura que “con el tiempo el dolor está incorporado, pero es muy difícil”.

Su lucha por el esclarecimiento del doble crimen no tuvo respiro y ahora lleva adelante otra batalla.

“Nadie se va a enterar de mi partida. Ya está establecido que no haya velorio, y quiero que esparzan mis cenizas en el lugar donde hallaron a los chicos”.

Las condenas

Por el hecho, el Tribunal en lo Criminal Nº 3 de nuestra ciudad condenó en 2009 a prisión perpetua a Gustavo Javier Ravainera, al encontrarlo culpable de los crímenes. Además, absolvió a Gustavo Enrique Aguilar y Héctor Hugo Fernández por el beneficio de la duda.

Y en octubre de 2014, el Tribunal de Casación provincial confirmó la sentencia que en 2003 impuso la Justicia a los instigadores del robo del auto en el que viajaba la pareja: Juan Antonio Corona, el chapista suarense Martín Goyeneche y Rubén Martín, a quienes los jueces penaron con 10 años de cárcel.

“La realidad es que la sentencia fue parcialmente condenatoria porque uno fue condenado por el doble homicidio pero como coautor, no como autor, lo que quiere decir que hay otro autor que no sabemos quién es y está libre”, dijo Martín Iglesia Braun, hermano de Horacio, quien manifestó que “a mi entender, el Tribunal se comportó como corresponde. El Ministerio Público Fiscal hizo un trabajo arduo durante muchos años y los resultados tal vez no son los esperados, porque uno hubiese deseado otro tipo de sentencia, pero es la que tocó y hay que respetar eso. No hay nada que objetar”.

Complejidad

Martín, quien al momento del hecho tenía 17 años, considera que “fue una causa muy compleja. Eran 180 cuerpos, más las pericias y los anexos. Para tomar magnitud de la cantidad de papel escrito, uno se puede imaginar el living de una casa de treinta metros cuadrados completo hasta el techo de papel transcripto de lo que era la investigación”.

Poco menos de doscientos testimonios se requirieron en el juicio. “Hubo muchísimos y de todo tipo. Si dijeron o no la verdad cada uno lo llevará consigo el resto de su vida”, agregó.

Específicamente, al mencionársele a Roberto Luis “El Sordo” Schell, cercano a Ravainera, quien durante un robo en un campo de Daireaux fue, aparentemente, asesinado por sus propios compañeros para evitar que “se quebrara” y contara lo que sabía del doble crimen, Martín recordó que “era un arrepentido que podía contar algo, pero se lo llevó a la tumba. Esas son conjeturas y a uno le hubiera gustado saber la verdad. La realidad es que difícilmente lleguemos algún día a saber el cien por ciento de lo que pasó esa noche”.

En cuanto a conjeturas, se abrió un amplio abanico de ellas. Y una supuesta venganza por la condición de policía del padre del muchacho fue una de ellas.

“Mi padre siempre cumplió con su trabajo. Si pasó por eso es lamentable, porque ningún policía podría cumplir con su trabajo, ya que atentaría contra la vida de la familia y eso sería una locura”, concluyó el joven.

Roberto Chiaradía: “Concurrimos diariamente al cementerio”

“Ya han pasado diecisiete años, pero para mí y para mi esposa (Mirta Peralta) es como si hubiera ocurrido ayer. Nosotros, aunque no es tan desgarrante como al principio, concurrimos diariamente al cementerio a visitar a mi hija; no faltamos nunca”, manifiesta Roberto Chiaradía, padre de María Victoria.

“Nosotros nos contenemos mutuamente, porque si no fuera así ninguno de los dos hubiera llegado hasta acá".

El entrevistado aseguró luego que "nuestra vida no es la misma, porque ya no tenemos más proyectos. Sobrevivimos; no hay nada que podamos programar en el tiempo porque nuestro proyecto era nuestra hija, la única que tuvimos”.

En cuanto al fallo, el hombre comentó que “por esas cosas que tiene nuestra justicia ya hace bastante que están en libertad los tres condenados como instigadores al robo del auto y el autor material está en la cárcel de por vida; pero nosotros hubiéramos querido también que se enjuiciara a todo el gigantesco encubrimiento policial que hubo alrededor del hecho".

"La fiscalía nos dijo que iba a estudiar el tema, pero se terminó diluyendo en el tiempo. No hay forma de explicar con palabras lo que nosotros estamos viviendo”, finalizó diciendo.