Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

El rechazo de la penicilina no es tan frecuente como se supone

Muchas veces se atribuye erróneamente una alergia en determinados individuos y se dejan de indicar los antibióticos más económicos. ¿Que caminos hay que seguir?
El rechazo de la penicilina no es tan frecuente como se supone. Salud. La Nueva. Bahía Blanca

David Roldán

droldan@lanueva.com

¿Es usted alérgico a algún medicamento?

Esta es una de las preguntas básicas que forma parte de todo interrogatorio médico y de hasta el más básico formulario que tiene como fin recabar información sobre la salud de una persona.

De todas las alergias a medicamentos conocidas, la que tiene como foco la penincilina (y sus derivados) es una de las más citadas en dichos intercambios.

Y, sin embargo, al preguntarse, ¿es tan frecuente la alergia a la penincilina como la gente dice?

Un reciente estudio sugiere que no.

“Es importante cuestionarse esto porque lleva a un aumento sustancial en los costos, tanto para las familias como para el sistema de atención de la salud, cuando tenemos que pasar a usar un antibiótico de un espectro más amplio”, comentó el doctor Davis Vyles, médico asistente de emergencias pediátricas en el Colegio Médico de Wisconsin, Estados Unidos.

Hacía referencia a uno de los aspectos más relevantes del tema: la penincilina es un antibiótico de primera línea útil para el tratamiento de un sinfín de afecciones infecciosas y es, además, mucho más barato que otros antibióticos que se indican cuando el paciente no puede recibir penincilina.

“Creemos que en muchos casos no se trata de una verdadera reacción alérgica, pero aún así limita sustancialmente el tipo de antibióticos que pueden recetarse”, agregó el doctor Vyles, quien publicó recientemente los resultados de su estudio en la prestigiosa revista “Pediatrics”.

El investigador y sus colegas basaron su estudio en el análisis de cuestionarios respondidos por unos 600 padres de niños y adolescentes de entre 4 y 18 años de edad que, al llegar a un departamento de emergencias de un hospital aseguraron que sus hijos eran alérgicos a la penincilina.

El doctor Vyles halló que, según consignaron los padres, poco más de 300 de los niños y adolescentes habían experimentado síntomas de bajo riesgo de alergia a la penincilina, como sarpullidos, vómitos o diarrea.

Para verificar los dichos de los padres, los investigadores realizaron pruebas de alergia a la penincilina a uno de cada tres de estos niños, entre las que se contaban pruebas cutáneas, la inyección de una cantidad pequeña de penincilina y un “reto oral” en el que el niño traga una dosis de penincilina bajo una supervisión médica.

Los resultados del experimento fueron concluyentes: los 100 niños y adolescentes a los que se realizaron las pruebas no eran alérgicos y se les dejó de designar como tales en sus expedientes médicos, remarcaron los investigadores.

Las estadísticas señalan que hasta el 10 por ciento de las personas o creen que son alérgicas a la penincilina, pero cuando se les hace la prueba para la alergia, más del 90 por ciento de ellas en realidad no son alérgicas al medicamento, agregó el doctor Stephen Eppes, director de enfermedades infecciosas pediátricas en el sistema de atención de la Salud Christiana en Wilmington, Estados Unidos.

En la Argentina el 6,2 por ciento de los pacientes internados en un hospital refiere historia de alergia a la penincilina, pero sólo del 5 al 20 por ciento de ellos presenta reacciones alérgicas ante una nueva exposición, hallaron los doctores Alejandro Malbrán, Elena Yeyati y Graciela L. Rey, de la Unidad de Alergia, Asma e Inmunología Clínica del Hospital Británico.

En estos enfermos, el uso de otros antibióticos (vancomicina, cefalosporinas de tercera generación y quinolonas) genera un costo asistencial adicional del 63 por ciento durante y del 38 por ciento después de la internación.

Además, favorece la aparición de gérmenes multirresistentes, principal causa del aumento de la morbimortalidad global por infecciones intrahospitalarias y del costo total de la internación.

Los mitos en torno de la alergia a la penincilina derivan en muchos casos de experiencias asociadas al uso de estos antibióticos que son mal interpretadas por los padres de los niños que reciben estos medicamentos, según se explicó.