Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Tras un infarto, la vida nos suele dar otra oportunidad

Lo importante es cambiar hábitos que nos llevaron a esta coyuntura y no olvidar todos los controles médicos.
Tras un infarto, la vida nos suele dar otra oportunidad. Salud. La Nueva. Bahía Blanca

David Roldán

droldan@lanueva.com

El día posterior a un ataque al corazón es inevitable experimentar sensaciones de incertidumbre, temor e inquietud.

En este sentido, es importante saber que la mayoría de las personas que sobreviven se recuperan completamente y pueden continuar con sus actividades habituales durante muchos años.

Es posible, también, que necesiten realizar algunos cambios en su estilo de vida.

Los tiempos después de un infarto ya son otros.

Por eso, en la recuperación son fundamentales las actividades recreativas, el ejercicio físico y la vida social.

Además, dormir bien por las noches; en ocasiones, una siesta o un breve descanso durante el día también puede ayudar.

No hay que perder de vista que quienes presentan trastornos cardíacos deben descansar antes de fatigarse demasiado.

En primer lugar es importante saber que un ataque al corazón puede ocurrir en cualquier momento y lugar.

En el trabajo, haciendo deporte, descansando o realizando las tareas del hogar.

Si bien estos episodios pueden producirse de manera intensa y de repente, las condiciones para que ocurran se vienen desarrollando durante años.

De todas formas, la mayoría de ellos comienza despacio, con un leve dolor o malestar.

Por eso, desde la Fundación Cardiológica Argentina se recuerdan algunas señales de alerta que indican que podría estar ocurriendo uno.

* Malestar en el pecho, específicamente en el centro, que dura más de unos minutos o desaparece y reaparece.

Típicamente suele manifestarse como una presión incómoda, un apretón en el centro del pecho o dolor.

* Malestar en otras zonas de la parte superior del cuerpo como, por ejemplo, en uno o ambos brazos, la espalda, el cuello, la mandíbula o el estómago.

* Falta de aire o dificultad para respirar, que puede aparecer con o sin malestar en el pecho.

* Otras señales de alerta pueden ser sudores fríos, náuseas y sensación de aturdimiento.

Es fundamental, ante algunos de estos síntomas, llamar de inmediato al sistema de emergencia o dirigirse al hospital más cercano.

Ahora bien, ¿cómo prevenimos un nuevo ataque?

Es una realidad que nadie puede saber con seguridad si tendrá otro ataque al corazón, si bien en la actualidad las perspectivas para pacientes con trastornos coronarios son mejores que hace unos años y seguirán mejorando.

Por eso, siguiendo algunas recomendaciones en relación al control de la presión arterial, el peso, la actividad física, los medicamentos y los hábitos no saludables, entre otros, existen más posibilidades de llevar una mejor vida y, así, evitar futuros episodios.

Después de un infarto es casi imposible no estar inquieto, irritado o enojado.

Si bien es momento de afrontar la realidad, se puede sentir triste o deprimido y admitir que la vida no volverá a ser la misma.

De todas formas, es importante saber que estos pensamientos son normales y el tiempo curará la mayor parte de ellos.

Apostamos a que el día después de un infarto sea considerado una nueva oportunidad, un punto de partida para un nuevo estilo de vida, con algunos cuidados, y la expectativa de hacer valer cada minuto que ganamos.

Disfrutar el momento del ejercicio, cada esfuerzo por cuidarnos y tratar de comprender los cuidados que imparte la familia y los seres queridos forman parte de este proceso. Como sabemos que cerca de la mitad de los pacientes que tuvieron un infarto suspenden parte de su tratamiento antes del año de ocurrido el episodio, llamamos a la toma de conciencia y a considerar que la medicación, el ejercicio físico, el cuidado en las comidas, la suspensión del cigarrillo en los que fuman son las pequeñas acciones que tenemos que estar dispuestos a realizar para alcanzar más y mejor vida.

También, el control periódico con el médico, que no debe dejarse de lado bajo ninguna excusa.