Bahía Blanca | Martes, 19 de marzo

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El Barcelona, en difícil situación

La entidad azulgrana vive hoy pendiente de su futuro, aunque la postura de sus directivos es contundente: no contemplan participar en otra Liga que no sea la de España, ni tampoco perder su estatus deportivo y económico.

El resultado del referéndum de la semana pasada y la declaración unilateral de independencia que podría proclamarse en los próximos días en Cataluña ponen al Barcelona en una compleja encrucijada.

La entidad azulgrana vive hoy pendiente de su futuro, aunque la postura de sus directivos es contundente: no contemplan participar en otra Liga que no sea la de España, ni tampoco perder su estatus deportivo y económico.

Sin embargo, el aspecto jurídico no está de su parte. La legislación en ese país sólo permite que los clubes en el territorio español jueguen en la Liga, además de los de la pequeña nación de Andorra en los Pirineos. La firme actitud del gobierno catalán de avanzar con el proceso separatista será clave en los acontecimientos, al igual que la decisión que se adopte desde la Real Federación Española, en Madrid.

Rusia, Francia, Italia e Inglaterra surgieron por estas horas en Europa como opciones para que el Barça pueda seguir exhibiendo su poderío futbolístico e institucional, en el caso de que tenga que abandonar el torneo ibérico. Quedarse aislado en Cataluña, interviniendo en una competición regional de menor categoría, complicaría su rango a nivel mundial.

Sus ingresos caerían enormemente y su prestigio dejaría de ser tal. Con el tiempo, hasta podría convertirse en un actor secundario en los certámenes europeos. Ese destino ya lo sufrieron en el pasado otros equipos de renombre como el Estrella Roja de Belgrado o el Dínamo de Zagreb cuando se produjo la escisión de Serbia y Croacia.

Antes de la consulta popular del 1 de octubre, el Barcelona emitió un comunicado en el que se mostró “fiel a su compromiso histórico con la defensa del país, de la democracia, de la libertad de expresión y del derecho a decidir”, agregando que “seguirá apoyando la voluntad de la mayoría del pueblo de Cataluña, expresada siempre de una forma cívica, pacífica y ejemplar”.

Su idea es muy clara y su disposición de competir, también. No obstante, el hecho de jugar a puertas cerradas frente a Las Palmas para evitar la quita de puntos y de resignar 3,4 millones de euros en concepto de recaudación, no lo hacen ajeno al enfrentamiento político que se desató entre los catalanes y la administración central de Mariano Rajoy.

Tal vez las multitudinarias manifestaciones pidiendo por la unidad y el diálogo en varias ciudades de España permitan acercar a las partes en pugna y descomprimir la tensión.

Mientras tanto, el Fútbol Club Barcelona espera. Con incertidumbre por una situación que no generó, pero que indirectamente lo afecta y hace temblar sus estructuras.