Bahía Blanca | Martes, 19 de marzo

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Tiempo para el tiempo y algo más

Los relojes biológicos modulan cuándo es mejor aprender, hacer ejercicio, tomar medicamentos y mucho más.

La entrega del premio Nobel despierta siempre expectativas en el todo el mundo.

A pesar del paso del tiempo, de algunos cuestionamientos a sus reservadas formas de elección de los laureados, y de los significativos cambios que experimenta el funcionamiento del mundo, el galardón mantiene su vigencia y su prestigio.

Personas que han trabajado durante años en investigaciones o estudios, talentosos escritores, esforzados analistas, han salido del anonimato o del hermetismo de sus laboratorios a partir de ser reconocidos con este galardón, que los lleva a otra a ser parte de un privilegiado conjunto de mentes.

Este año, la distinción en Medicina fue compartida con tres científicos que se adentraron en el análisis del denominado reloj biológico, referido a los ritmos adecuados de vida que rigen el planeta y los cuales, de acuerdo a este estudio, debieran ser respetados por el hombre.

Los norteamericanos Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young, lograron dilucidar el mecanismo molecular que impulsa esos relojes celulares.

Un puñado de genes y proteínas sostienen la actividad humana, la secreción de hormonas, la temperatura corporal, el funcionamiento de los riñones y la frecuencia cardíaca.

La explicación de estos comportamientos empezó a postularse hace décadas: “relojes internos” que gobiernan sus procesos fisiológicos y ayudan a adaptarse al ambiente. La vida sigue el compás de estos ciclos, que se cumplen cada 24 horas. Los desajustes en estos relojes biológicos trastocan el sueño, los momentos para alimentarnos y se asocian con la obesidad, la diabetes y hasta algunos tipos de cánceres.

Los relojes biológicos modulan cuándo se está mejor para aprender o para hacer actividad física, cuándo es conveniente tomar medicamentos.

Los relojes biológicos pueden alterarse en los trabajadores por turnos, las enfermeras, los médicos o los choferes nocturnos.

Hay que atender las señales del cuerpo. No es nada nuevo, ya la biblia lo mencionaba: “Hay un tiempo para nacer, y un tiempo para morir; un tiempo para plantar,y un tiempo para cosechar; un tiempo para matar,y un tiempo para sanar; un tiempo para destruir,y un tiempo para construir; un tiempo para llorar, y un tiempo para reír”.