Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Vocación y dedicación sin descanso de las damas de rosa

Son 22 las señoras que integran el Voluntariado Santa María Goretti, a cargo de la ropería del Hospital y la contención de los pacientes.
Las máquinas de coser necesitan el mantenimiento lógico. Se reciben donaciones de hilos y agujas.

Natalia Miguel

nmiguel@lanueva.com

“Es un apostolado. Lo hacemos con mucha satisfacción. Es un gozo general. Es posible sentirse plena, sublime, ayudando al otro, al que más lo necesita. Allí está la gracia que Dios nos brinda, en poder brindarnos nosotras hacia los demás".

La frase pertenece a Elia Noemí Prieto de González, referente del Voluntariado Santa María Goretti, cuyas integrantes trabajan incansablemente para cubrir las necesidades de ropería y blanco del Hospital Municipal "Eva Perón" y para asistir y acompañar a los pacientes.

"Estamos muy abocadas a las sábanas y zaleas. La semana anterior hicimos ambos para los profesionales y camisolines para médicos y pacientes, y toallas. A medida que crece el centro de salud, en cuanto a complejidad, se necesitan más cosas y por eso cada día tenemos más tareas. Vamos trabajando por tandas. Hacemos las programaciones semanales", dijo.

A pleno, como Voluntariado, funciona desde 1965, pero como miembro del grupo Santa María Goretti, desde 1959.

Toda una vida. Es plena vocación. "Mucho amor por lo que hacemos. La verdad lo considero como si fuera mi otro hogar. El Hospital es mi otra casa".

"Nuestras familias nos acompañan. Si no fuera por eso, no podríamos estar tan abocadas a esta labor. Cada una tiene su ritmo. Algunas atienden a sus nietos, pero no faltan nunca".

Hay un promedio de edades dispares. La mayor de las conocidas como "señoras de rosa" (por sus característicos atuendos de trabajo) tiene 91 años y la más joven, 46. Son 22 en total.

"Gracias a Dios hay voluntarias nuevas. Para el próximo jueves, que haremos la misa de nuestra Santa, a las 18.30, en María Auxiliadora, vamos a consagrar a Isabel Ayala, que ya lleva más de un año y medio con nosotras", dijo con orgullo y alegría.

"Visitamos diariamente a todos los enfermos, cama por cama. Los viernes tenemos asistencia eclesiástica con nuestro asesor, el padre Osvaldo Serier. Hacemos asistencia espiritual y material. Hay pacientes que necesitan hablar, descargar sus penas, y nosotras los escuchamos, los alentamos, tratamos de levantarle el ánimo. Es muy importante para una persona que está enferma. Contamos con una gran preparación espiritual y equilibrio emocional".

Sobre el salón de trabajo, comentó que "hubo promesas de políticos importantes. No los nombramos y sí deseamos que Dios los ayude, los proteja y que les vaya mejor que a nosotras".

Afirmó que en la actualidad hay una nueva esperanza.

"Por lo menos ya están los preparativos; hemos visto los primeros movimientos para nuestro lugarcito. Dentro de las reformas previstas para el Hospital estamos incluidas. Allí tendremos nuestro definitivo lugar. Parece que nuestra capilla se convertirá en un oratorio", manifestó.