Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Escuelas: el desafío de pasar del siglo XX al XXI

Los diseños curriculares deberían revisarse cada 5 años pero “desde 2007 no se cumple”, dijo Inés Petris.
"La escuela es atravesada por la vulnerabilidad de otros derechos, situaciones propias de estos tiempos", afirmó Petris.

Cecilia Corradetti

ccorradetti@lanueva.com

La nueva jefa distrital de Educación, Inés Petris, sostuvo que el déficit en infraestructura escolar, los días perdidos de clase y la falta de cargos docentes representan una parte importante de los inconvenientes en el área que conduce desde junio, aunque aseguró que se está trabajando para optimizar y mejorar estas cuestiones.

La funcionaria, exinspectora de Educación Física que llegó en reemplazo de Miguel Romero, expresó que los docentes se encuentran en mejores condiciones desde que se implementó el incremento salarial.

“Si bien el tema salarial no es algo que nos competa a nosotros, los paros docentes impactan”, señaló la directiva, para agregar que distintos temas de infraestructura en escuelas también generan la suspensión de las clases de modo alternado.

--¿Qué sucede con los cargos vacantes?

--Hay falencias en cuanto a cargos que se necesitan para cubrir necesidades, como preceptores en el nivel secundario, equipos de orientación escolar, bibliotecarios, secretarios... Se han detectado casos de poca matrícula y redistribuir nos permite optimizar recursos. Por ejemplo, una escuela con 10 alumnos en cada curso de un mismo nivel deben juntarse y hacer que ese cargo tenga otro destino.

--¿Existen escuelas en esta situación?

--No tantas. Por ejemplo, en el jardín de matrícula mínima del paraje La Hormiga, en zona rural, había un solo alumno que fue reubicado y ese cargo se trasladó a otro sitio donde había matrícula en espera. Definitivamente, insisto, esto implica buena utilización de recursos.

--La escuela pública sufrió un proceso de deterioro en los últimos años. ¿Esto genera que parte de la matrícula emigre hacia el sector privado?

--Ha habido una inscripción importante en escuelas privadas. Los paros, en parte, lo han motivado aunque se trata de una medida extrema que respetamos y que, en muchos casos, se considera como única opción. Por suerte la actividad se regularizó, aunque seguimos con días alternados debido a problemas edilicios, como dije antes. Todo esto no ayuda.

--¿Con qué otros inconvenientes se enfrenta el docente?

--El docente debe dar garantías para que el alumno aprenda, pero lamentablemente la escuela es atravesada por la vulnerabilidad de otros derechos, situaciones muy complejas propias de estos tiempos. Se hace todo lo posible. Como servicio educativo no estamos ajenos a facilitar, a dar una mano, aunque no somos responsables directos, otros organismos se deben hacer cargo de, por ejemplo, situaciones sociales difíciles.

--¿Impacta en la escuela lo que sucede fuera de ella?

--Claro. Docentes y directivos luchan contra diferentes flagelos. Creo que por eso, a lo largo del tiempo, la escuela sigue en pie. Las familias deben apoyar, brindar contención, promover la importancia de la educación y hacer que los acuerdos se respeten y no permitir que los chicos vayan al colegio a romper y generar conflictos. Se debe confiar en el docente.

--¿El problema de las adicciones se ve reflejado?

--Sí, a veces notamos que algo sucede, que el alumno no llega con toda la predisposición. Claro que, si es así, mucho mejor que esté contenido en la escuela.

--¿En qué condiciones egresa un alumno de una escuela estatal?

--Falta mucho por hacer. Y todo eso debe ejecutarse en equipo, la única manera. Los chicos deberían salir mejor preparados porque hay exigencias del siglo XXI para las que no estamos dando respuesta.

--¿Los diseños curriculares son viejos?

--Deben revisarse cada cinco años y desde 2007 esto no se cumple. Tenemos una escuela del siglo XX cuando deberíamos proyectar una del siglo XXI. Se está haciendo mucho pero, claro, siempre lo malo vende más, tiene más publicidad.

Qué pasa con las escuelas especiales

El descontento que generó la desarticulación de algunas escuelas especiales en la ciudad, con quita de matrícula, tiene origen en una nueva propuesta organizativa del área. Esta iniciativa data de 2011, pero se implementó recientemente y no de modo gradual, expresó Petris.

“Se tiende a la inclusión en escuelas comunes, aunque cada caso se analiza en particular y se determina dónde corresponde que ese alumno continúe”, puntualizó, para agregar que no se trata de un tema presupuestario sino de normativa. Recalcó, además, que todas las escuelas especiales deben atender distintas especificidades y que eso requiere una reformulación profunda.