Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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La industria panadera local, preocupada por la informalidad

Aseguran que existen muchos establecimientos industriales dedicados a fabricar panificados que incumplen con los requisitos básicos de salubridad, así como las exigencias laborales.
Foto: archivo La Nueva.

    La elevada informalidad local en el sector de panificados, apuntalada en parte por los elevados niveles de pobreza y marginalidad presentes en la ciudad, es un serio perjuicio para la industria panadera de Bahía Blanca, señalaron directivos del Centro de Industriales Panaderos de Bahía Blanca y Comarcal Sur a La Nueva.

    Es que en tiempos de bolsillos ajustados, lo que afecta seriamente a los más pobres, proliferan en la ciudad y en el resto del país verdaderas “industrias” dedicadas a la fabricación y hasta venta mayorista de productos panificados que carecen de los mínimos requisitos legales e impositivos para poder funcionar, lo que les permite ofrecer el pan a costos muy por debajo de los que deben afrontar quienes tienen todo en regla.

    “El escenario es complejo, porque estas industrias se ubican en barrios periféricos, donde se concentra la gente que sufre más necesidades y tiene un elevado consumo de pan por familia. Así, les venden el producto a un precio menor, pero no cumplen con las exigencias mínimas de salubridad, y mucho menos las exigencias en materia laboral e impositiva”, señaló el vice de la entidad, Juan Carlos Quiroga.

    Para su colega Alejandro Eleutori, vocal del Centro, estimó la cifra de establecimientos panaderos informales en “no menos del 50%” con respecto al total de panaderías debidamente registradas en la ciudad.

    “Lo llamativo de todo esto es que obtienen las máquinas para poder producir. No hablamos de pequeños negocios informales o de gente que sale a ganarse la vida vendiendo en la calle, sino que nos referimos a toda una estructura de tamaños considerables, por lo que no es sencillo que escape al control de las autoridades”, acotó Lisandro Mielinsky, Protesorero de la entidad.

    Quiroja se refirió a otro de las amenazas que sufre la actividad en los últimos tiempos, referida a las carencias de mano de obra calificada.

    “La pastelería por ejemplo, es un oficio que se está perdiendo. Cuesta mucho conseguir gente preparada parta estas labores, lo que, parodójicamente, coincide con una falta de trabajo en otras actividades”, finalizó.