Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Solier: el temple firme pararefundar la institución

La entidad tuvo una locomotora: la pasión y el esfuerzo de su gente para sacarlo del olvido. Gran tarea.
En el salón principal de Almirante Solier, que permite recaudar fondos, Rallí, De Dios y Obiol.

Claudio Falzoni

cfalzoni@lanueva.com

Se cumplió el sueño: la refundación del club Almirante Solier, en pleno centro de la ciudad.

Sus hacedores afirmaron que, con mucho esfuerzo y corazón ante la falta de recursos económicos, cumplieron la meta en cinco años. Se sienten muy orgullosos porque la familia regresó al edificio que literalmente revivió luego de tres décadas de abandono y donde se proyectan nuevas obras, entre ellas una secretaría en la terraza.

Puntualizan que el barrio coopera y la ciudad también: una empresa donó todo el mobiliario.

La mano de obra fue realizada en un 80% por los dirigentes.

Los colores amarillo y blanco, que identifican a su escudo, decoran la pared de ingreso que da la bienvenida.

No podía faltar la esencia del básquet --fue el primer campeón de preinfantiles de la ciudad--. El club nació el 8 de enero de 1947.

Si bien hoy quedan algunos vestigios de ello, cuidadosamente guardados, el máximo proyecto para el futuro es que pueda volver a desarrollarse el querido deporte.

Los mentores del cambio que experimentó la institución son exbasquetbolistas, en su mayoría, vecinos y también amigos: Edgardo Ralli (el presidente de la institución), Raúl Obiol, José De Dios, Horacio Bonacorso y Ramón Nieto,

También es primordial el aporte de Estela Jeva, Nora Fernández, Ana Capdevilla y Susana De la Puente.

De Dios dijo que cuentan con el apoyo del barrio y de la ciudad. "Una empresa donó todo el mobiliario. Y, mediante un plan de gobierno, se contó con el equipamiento".

Se realizó el salón --el alquiler permite recaudar fondos--, en la planta baja y el quincho en la planta alta. A ello se suma, la novel cancha de fútbol de salón: para los adultos y en breve se creará una escuela de fútbol infantil.

"Nació por una necesidad. Queríamos realizar un playón de usos múltiples y llegar a colocar los tableros de básquets. Sin embargo, los costos eran inalcanzables", manifestó De Dios.

Obiol dijo que hoy, en Almirante Solier, se realizan muchas actividades.

"Esto es un logro importante. Que el club tenga vida es fundamental".

Se dictan cursos de cocina, de baile, de aerobic, entre otros, de lunes a jueves.

"Es increible todas las cosas que hicimos", comentó Obiol.

El nombre del club surgió de la cercanía con el ferrocarril.

"La mayoría de la gente que acudía pertenecía a la familia de los ferroviarios. En esa época, la estación estaba en pleno funcionamiento. Los guardas que se aburrían esperando que llegaran los trenes, de das a tres días, en la vía Pringles, pasaban los ratos de recreación en el club. Ello hizo que nosotros, por entonces niños, viniéramos a jugar al básquet", dijo De Dios.

Recordó a "Pichin" Lakich, Roberto Rodrigo, Jorge Denco, Luis Filipini, Néstor Ralli, De Dios, Obiol, Ramón Nieto, "Lito" García, entre otros basquetbolistas.

"Los colores del club obedecen a que uno de los dirigentes del club pertenecía a una familia muy católica. Son los colores papales, pero en forma vertical", manifestó.

Ralli dijo que fue primordial también acoplar a sus esposas al trabajo.

"Son las encargadas de llevar a cabo todos los acontecimientos sociales", expresó el presidente.

Ralli afirmó que la comunidad colabora mucho en cada acontecimiento que se lleva a cabo.

"Tenemos 150 socios. Fuimos una locomotora y la gente volvió a Solier".