Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El indio Fermín quedó para siempre en la memoria de los puntaltenses

Un trabajo del Archivo Histórico Municipal de Punta Alta habla sobre el mítico personaje, desconocido en su momento por muchos y valorizado por todos aquellos que supieron de su existencia.

Por Fernanda Martel / Archivo Histórico Municipal

Los Ancalao, junto con los Linares, fueron los dos grupos indígenas que poblaron la zona desde la época de la Fortaleza Protectora Argentina, fundada en 1828. Eran los llamados "indios amigos", que colaboraban en la defensa del fuerte como fuerza auxiliar.

Establecidos hacia 1800 en los campos próximos a Arroyo Pareja y Ciudad Atlántida, debieron dejarlos en 1912, obligados por una orden judicial que indicaba que pertenecían a Raggio Carneiro.

De todas maneras, un miembro de aquel grupo permaneció en las tierras que consideraba suyas. Era Fermín González Ancalao, luego conocido simplemente como "el indio Fermín".

Lamentablemente no hay datos precisos sobre su nacimiento. En algunos documentos lo dan por nacido en Tres Arroyos, en 1873, pero Enrique Medrano (su nieto adoptivo) recuerda entre las anécdotas que le contaba Fermín, que siendo un niño muy pequeño estuvo presente cuando la Fortaleza Protectora Argentina sufrió el último malón, allá por 1859. Y sobrevivió porque su tío Rafael "Picú" Ancalao lo escondió en unos pajonales.

Su madre era Petrona, una de las hijas del cacique Francisco Ancalao. De su padre no se tienen certezas, aunque se sabe que Hermenegildo González al casarse con su madre le dio el apellido.

Muy probablemente, en 1898 o antes, Fermín ocupó las tierras que hoy conocemos como "isla Cantarelli". Allí estaba, como único ocupante de esos campos cuando comenzaron las obras del Puerto Militar y se desempeñó como chasque y ordenanza del ingeniero A. Nieburth, quien tenía a cargo el trazado de la línea estratégica a Baterías. Concluidos los trabajos de construcción del puerto se dedicó a la venta de leche, en Arroyo Pareja, hasta que en 1916 ingresó a la Base Naval como peón carrero en la División Talleres y se mudó al pueblo.

Vivió primero en una casa ubicada en 25 de Mayo y 11 de Septiembre y luego se mudó a Pellegrini 547. Dejó como encargado de sus posesiones a un tal Viola, quien permaneció allí hasta 1938, cuando fue desalojado por una orden judicial, en 1926.