Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Alfredo Sánchez, ecos del clásico en Punta Alta

Comenzó su carrera en el Club Sporting y se considera "más puntaltense que ninguno". Su padre fue socio fundador de la entidad, que en el 55 llegó a Primera.
Alfredo "Facha" Sánchez recuerda parte de lo que fue su tiempo de gloria en el fútbol local.

Por Guillermo Bertinat / Archivo Histórico Oral

Alfredo "Facha" Sánchez, destacado futbolista puntaltense, comenzó su carrera en el Club Sporting inaugurando la Sexta División en 1945, e ingresando en la Primera en 1955 hasta su retiro en 1965.

"Soy más puntaltense que ninguno, porque nací en el campo que le decían 'de Mezquita'. Mi papá vino de España a los cinco años, del pueblo de Salamanca. En Punta hay muchos salamanquinos. Mi papá era tambero y más tarde nos mudamos a Punta Alta para que fuera a la escuela mi hermano".

"Con el fútbol empecé en el barrio, con el Baby Fútbol en el Club Altense y con la Sexta de Sporting en el 45. Tenía 10 años. Sporting no tenía Sexta hasta ese momento, Rosario si. En mi familia éramos de Sporting, mi papá fue socio fundador. En el 51 salimos campeones con la Reserva. En el 55 ya entré en la Primera".

Sporting vs. Rosario, Rosario vs. Sporting: el clásico puntaltense que paralizaba la ciudad y del que todos hablaban.

"El clásico era algo de toda la semana. Se hablaba antes y después del clásico, era aparte. La hinchada, las canchas repletas, yo hace diez años que no voy a la cancha, pero antes era un entusiasmo bárbaro".

"Tenía contacto con gente de Rosario, empezamos creo en la edad mía, cuando jugamos en primera con el Pocho Nieto, Cecchini, eran los bailes con los jugadores (de Rosario), Paolucci, Rupérez, iban con nosotros al baile un día por la amistad nuestra y ellos después nos invitaban allá".

"Ahora los 90 minutos allá, eran a muerte".

"Los cánticos de la hinchada son siempre iguales, los dos les cantaban a sus contras y si nos venían ganando y uno iba bien y el otro mal 'que se vayan a la B', y siguen los mismos cantos".

"Facha" era obrero civil de la Base Naval y junto con sus compañeros de trabajo nunca faltaban los comentarios y las bromas luego de aquel clásico local.

"Las cargadas eran una cosa común. Compañeros de tabajo cualquiera, ya cuando íbamos en la bicicleta de aquel entonces, después tenía moto, y cuando entraba, la contra en el taller, yo era de Talleres Generales y en el Arsenal trabajan 2.000 personas. Los que tenían una cierta amistad conmigo y hasta algunos que no, una cargadita de atrás, cualquier cosa. Había gente fanática que me esperaba hasta cuando marcaba la tarjeta para mirarme a la cara y reírse. Eran esas cosas y había que aguantarlas.

"Cuando uno ganaba, lo cargaba uno al otro", recordó el ex jugador de la entidad ubicada en Sáenz Peña y Mitre, sobre lo que ocurría más allá del cotejo de fútbol entre los rivales.