Jardín Nº 910: los alumnos, ayer, volvieron a casa
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La oscuridad se transformó en luz. La desazón le dio paso al ímpetu. Y el vandalismo cedió ante el deseo y la fortaleza de una comunidad que siempre exhibe su gran sello solidario.
El Jardín de Infantes Nº 910, ubicado en el corazón de los barrios Luiggi y ATEPAM, reabrió ayer sus puertas luego del inexplicable siniestro, y robo, que unos pocos inadaptados produjeron en el servicio educativo.
La emoción de las autoridades, de los padres y de todas aquellas personas e instituciones que participaron en el "rescate" del edificio alcanzó, en la víspera, su punto máximo.
Los reconocimientos alcanzaron a toda la comunidad educativa, el intendente rosaleño, ingeniero Oscar Holzman; los bomberos voluntarios, el presidente de la cooperadora Marcelo Ortiz, los padrinos del jardín (la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos), el Consejo Escolar de Coronel Rosales, la jefa de Educación distrital, Inés Petris, y la Policía Comunal, entre otros.
Cuatro aulas, muy prolijas, y el remodelado salón de usos múltiples, le dieron un toque de distinción al muy aplaudido ingreso de los pequeños a su casa (con anterioridad debieron trasladarse en forma momentánea a las dependencias de la Sociedad de Fomento de los citados barrios).
Y muchas lágrimas recorrieron las mejillas de los presentes cuando el regreso se hizo realidad. Y ese sentimiento adquirió un mayor cariz cuando el padre de unos de los alumnos recopiló, en un video, las fotos de lo que aconteció hasta el presente. Y, que sin lugar a dudas, potenció los esfuerzos que confluyeron en este presente tan feliz para el Jardín 910 "María Cristina Ruggio".
La directora del establecimiento del nivel inicial, Marcela Páez, manifestó ayer que "ellos, nuestros niños, fundamentalmente, hicieron un gran esfuerzo para que todos nosotros estemos hoy aquí. La prioridad siempre es la educación y brindarles a los alumnos lo mejor.
"Nunca estuve sola en esta situación; me acompañaron Marisa, mi vicedirectora, y Marcelo (el titular de la cooperadora). Puede comprobar que (los vecinos) nos quieren y reconocen, y que siempre estarán con nosotros", expresó.
"Quisera poder transmitirles mucho más mis sensaciones y emociones, en este momento. Pero, simplemente, muchas gracias a todos ustedes", manifestó Páez.
Los niños, ante el cálido aplauso de todos los presentes, entonaron varias canciones y portaron banderines y carteles exhibiendo así su alegría por este momento tan especial en su vidas.
Sus familiares y allegados, entre otros, colmaron el citado salón adonde se llevó a cabo la ceremonia central. Y, a su término, llegó el agasajo especial: chocolate, café y degustación de tortas para los presentes. Inolvidable.