Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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El Himno a Punta Alta y su verdadera historia

El profesor de música Rubén Mario Lasdica ha logrado lo que, mucha gente en general y los artistas en particular, desean conseguir en vida. Que su nombre trascienda su existencia. Es el compositor musical del Himno a Punta Alta. La creación de la pieza, empero, tiene una historia interesante, cuya evolución involucró al propio autor sin que este agregara durante bastante tiempo una fusa o una corchea.


  El profesor de música Rubén Mario Lasdica ha logrado lo que, mucha gente en general y los artistas en particular, desean conseguir en vida. Que su nombre trascienda su existencia.


 Es el compositor musical del Himno a Punta Alta. La creación de la pieza, empero, tiene una historia interesante, cuya evolución involucró al propio autor sin que este agregara durante bastante tiempo una fusa o una corchea.


 La comisión de festejos del cincuentenario puntaltense, formada en 1948 y presidida por Antonio Cartolano organizó, entre diversas actividades, un concurso para la creación de un himno que la ciudad no tenía.


 Se presentaron los poetas más afamados de la época, entre los que descollaba el maestro Carlos Vázquez Guerrero. No obstante, el jurado del concurso, integrado por especialistas de La Plata, eligió como ganador al poema escrito por el entonces presbítero --hoy monseñor-- Carlos Luis Montero, quien despuntaba el vicio de la escritura y sigue haciéndolo en la Parroquia de Saavedra.


 El propio Cartolano estaba interesado en que la versión fuera musicalizada pero no apareció nadie interesado en hacerlo. Entonces, el recordado rematador, recurrió al joven pianista Rubén Lasdica, quien, con apenas 18 años de edad, comenzó esbozar una pieza.


 Dadas sus múltiples actividades, le llevó algún tiempo en componer la obra, que quedó terminada en 1953. El propio Lasdica lo presentó a sus alumnos del Conservatorio quienes lo cantaron por primera vez el 15 de noviembre de 1955, en el Teatro Colón.


 Independientemente de su oficialización, el reconocimiento popular llegaría más de un lustro después. Ocurrió el 2 de julio de 1961 cuando un grupo de alumnos del turno tarde de la Escuela Nº 2, lo interpretó en el acto conmemorativo de un nuevo aniversario.


 Debido a la acción conjunta de los distintos sectores políticos de esa época, el Himno se oficializó finalmente en 1963, mediante la Ordenanza Municipal Nº 55/65.


 Unos días más tarde fue interpretado en un acto oficial por Atilio Dapsich, en tanto que Antonio Bermejo (h) tuvo a su cargo el recitado de la primera parte. La primera interpretación coral, en tanto, fue realizada por el Coral Punta Alta.


 En rigor de verdad, y sorprendentemente, la obra pasó por dos oficializaciones. La anteriormente mencionada y la restante, mucho tiempo después, por Decreto Nº 255/88 y Ordenanza Nº 1.859/88. Esta última se hizo para subsanar un importante error: la primera ordenanza no incluía el nombre del autor de la letra.


 El 12 de julio de 1966 la editorial Lotermoser de Buenos Aires publicó 300 ejemplares de la partitura. En 1987, en un estudio capitalino se realizó un registro en formato cinta grabada. Se editaron 30 unidades, con la voz del barítono Oscar Grassi y musicalizada por la banda de la Base Naval Puerto Belgrano.


 
Modificación del texto. El texto escrito por Monseñor Montero también cuenta con una historia particular. Se presentó el 28 de marzo de 1948 denominado como "Letra canción de base para el concurso de Himno o Marcha dedicado a Punta Alta", publicado por la Comisión de Cultura del Cincuentenario y editado por la imprenta Cecchini & Cía.



 Contaba con dos partes, una recitada con cinco cuartetas --una provisoria pues se refería al cincuentenario-- y otra cantada, con cuatro cuartetas, decasílabas en ambos casos.


 La versión que hoy se canta en cada acto escolar desplazó una estrofa recitada a la parte cantada, la que se refiere a Arroyo Pareja. Tampoco incluye a la citada estrofa provisoria.


 La tercera estrofa original pasó a ser la segunda actual y la octava original es la cuarta actual por lo cual hoy cantamos cuatro y no cinco.


 Como se dijo anteriormente, Casa Lotermoser S.A.C.I, a través de Impresiones Musicales J.D. Arévalo, de Buenos Aires, publicó la versión oficial, debidamente registrada según Ley 11.723, una de cuyas copias fue donada a la agencia puntaltense de "La Nueva Provincia" por el profesor Lasdica, el 27 de junio de 1994.

Panorama puntaltense en la década del 50




 A continuación, una pequeña fotografía de cómo vivían los puntaltenses a fines de 1950, el denominado Año del Libertador General San Martín.

* La empresa SEMACO S.A., con sede en Santa Fe 1473 de Rosario y oficinas en 25 de Mayo 479, efectuaba un plan de pavimentación y repavimentación en tres partes, que incluía a 214 cuadras. Además construía desagües parabólicos y circulares, entubaba la zanja de la avenida Colón, reconstruía siete bocacalles y ampliaba la citada Colón, entre San Martín y Quintana.

* Un lugar de diversión: Recreo "El Once", en Brown 440, T.E.: 206, frente a la plaza. Se trataba de un rincón familiar que contaba con la más completa discoteca (de las marcas Columbia y RCA Victor). Era un amplio patio cubierto para fiestas, despedidas, casamientos. Ofrecía servicios completos de lunch, cervezas, licores finos y helados. En invierno organizaba las "Tardes de folklore", los sábados y domingos por la tarde.

* Para el ama de casa, nada mejor que una cocina a gas o a kerosene. Las marcas más renombradas: Hurricane, Volcán Perpetua, Catita y Aurora. ¿Dónde se compraban? En Casa Iuale, Irigoyen 323; Renacimiento, Humberto 449; Casa Cittá, Irigoyen 349; Casa Testa, Humberto 550; o La Casa de los Deportes, Irigoyen 120.

* Entre las jóvenes damas hacían furor los cortes garzón y semigarzón, aunque también eran afectas a las permanentes, el croquiñol y las coronitas largas. ¿Dónde hacían cola para arreglar sus cabellos y emperifollarse? En Elvy, Humberto 590; La Especial, de Lucía D'Amico, 25 de Mayo 706; Casa Salerno, Irigoyen 264; El Palacio del Peinado, de Margarita Tineo, Roca 412; y en Araelva, de Elva Arabarco, Irigoyen 728.

* En Juan José Paso 664, los doctores V. Estevez, E. J. Bianco y Máximo Tapia, "sus médicos de confianza", atendían el Sanatorio y Maternidad Punta Alta. Entre las prestaciones ofrecidas figuraban "internado para enfermos, cirugía, clínica, maternidad, rayos X, electricidad médica o nebulizaciones". Las urgencias se recibían en el número 584 de Teléfonos del Estado.

* Las profesoras Bety Martínez, Celia Rodríguez, Ana María Zazzali y Ana M. de Burgos, tenían sus correspondientes academias de piano en las que enseñaban además del instrumento de su especialidad, violín, en algunos casos, teoría y solfeo. Quienes gustaban de la danza, en tanto, podían estudiar en la Academia de Danzas Clásicas Juan Sebastian Bach, sita en Humberto 556, que contaba con un anexo de conservatorio de música y de declamación.

* Abundaban las bicicleterías y los talleres de reparación de bicicletas: 17 en total. Los trabajos más solicitados: soldadura autógena, vulcanización y recauchutaje de cubiertas. Una de las tradicionales mueblerías era la ubicada en Irigoyen y Roca, "La Florida".